La economía española sigue siendo un pozo sin fondo. A la espera de conocer los datos a cierre del ejercicio contamos con las declaraciones triunfantes del ministro de Seguridad Social que prevé un avance entre octubre y diciembre del pasado año en el PIB del 2,4%. Aún así, los expertos macro estiman que la economía de nuestro país cerrará 2020 como la peor en términos de caída de riqueza nacional con cifras que superan el 12% negativo entre los principales países del mundo. Y con un último trimestre en regresión, con una caída media del 3%.
Todo ello lo conoceremos el próximo 29 de enero en la primera estimación y tendremos que esperar hasta marzo para conocer, con revisión incluida, la cifra exacta de 2020. Pero tampoco hay coincidencia con las estimaciones para 2021. Y es que son muchos los imponderables que se presentan este año como para hacer una aproximación, más que fidedigna, de lo que ocurrirá con el PIB español.
Y todas pasan por dos razones que en realidad convergen en una: cuánto, en tiempo y forma, seguirá impactando la pandemia en la economía nacional y cuándo y cómo la inmunización de las vacunas nos dejará retomar la actividad con normalidad. Muchas equis sin resolver y con la previsión gubernamental de que antes de que finalice el verano, el nivel de inmunidad de la población en España alcanzará el 70%.
Quizá la previsión más completa, por los distintos escenarios que maneja, es la del Banco de España, también una de las más actualizadas. La entidad destaca que todas las perspectivas están condicionadas a la evolución de la epidemia, con un escenario central que habla de una recuperación del 6,8%.
Este se basa en que surjan nuevos brotes, de intensidad similar a los más recientes, y con medidas de contención similares. Con impacto limitado en la economía, salvo en ocio y hostelería y contando con las vacunas y la desaparición del efecto pandemia pleno en 2022. En el escenario suave, el PIB alcanzaría el 8,6% y en el severo el 4,2% contando con medidas más restrictivas y con retraso en la vacunación.
Fuente: Banco de España
Mientras el Gobierno es más favorable, ya que en su cuadro macro contempla un crecimiento del 7,2% y una tasa de paro a la baja del 16,9% que contrasta con el 18,3% que maneja el Banco de España en su escenario central. Más diferencias, porque los organismos multilaterales como el FMI marcan una recuperación en este 2021 del orden del 7,2% y desde la OCDE rebajan esa cota a una subida del 5%.
Fuente: Ministerio de Asuntos Económicos
OCDE que de nuevo pone la nota de color con sus indicadores adelantados, que de momento, evidencian la disfunción entre el avance en el pasado año de las economías desarrolladas y el de España. Por quinto mes consecutivo desciende la evolución y cada vez se amplía la brecha con el resto de los países de la Organización con sede en París, que es cada vez mayor. Con un nivel de 94,4 puntos para España y la media de la OCDE que se sitúa en los 99,1.
Fuente: OCDE
Pero hay muchas variables sobre la mesa: los nuevos presupuestos y el aumento de la presión fiscal, en la que habrá que ver el efecto recaudatorio de las subidas de impuestos, entre ellas la Tasa Tobin que gravará la compra de los valores con capitalización superior a los 1000 millones de euros. También la evolución del empleo y los ERTEs sin olvidar tampoco a los sectores más afectados por la crisis, desde los comercios a la hostelería pasando por todo lo relacionado con el turismo: desde hoteles a aerolíneas, agencias de viajes y gestores aeroportuarios, o el sector financiero con los impagos y moratorias que se esperan, en este 2021.
Y luego habrá que ver el efecto de los planes de ayuda europeos. Con el soporte general del BCE, del Fondo Europeo para la recuperación se incluyen 27.000 millones directos, sin préstamos para dar soporte a la economía. Y de ellos,12.436 millones de los denominados React-EU para apoyar el estado del bienestar de los que 10.000 se repartirán entre las CCAA y el resto irán destinados a la Sanidad.
Además sumar el factor psicológico que se centra en el consumo: incluso aquellos que no hayan perdido poder adquisitivo por la crisis económica pueden dejarlo para mejor ocasión, bien cuando se visualice una mejora clara en la pandemia o cuando se despeje la situación de incertidumbre en sus efectos.