No se nos escapa que tal vez haya gestionado sus finanzas durante décadas, pero retirarse conlleva nuevos retos y responsabilidades. En la jubilación, dependerá de usted gestionar el patrimonio que tanto le ha costado reunir, pero también qué sueldo se pondrá en esta dichosa etapa. Un cometido difícil y lleno de asuntos que sopesar. En las siguientes líneas abordamos algunas de las estrategias «ejecutivas» que le ayudarán en su nuevo trabajo como director financiero.
Analice su situación personal
Para empezar, un director financiero debe conocer con detalle sus ingresos y gastos. Entre los primeros seguramente cuente con pensiones y cobros por instrumentos de renta fija; con respecto a los segundos, es posible que deba satisfacer necesidades (comida, suministros, gastos del hogar) y deseos (viajes, aficiones y demás desembolsos voluntarios). Si no dispone de una estimación adecuada de sus gastos mensuales, quizá deba contabilizarlos para calcular cuánto necesita. Separar los gastos no esenciales o discrecionales de los ineludibles también le será de utilidad para determinar qué capacidad tiene para rebajarlos, si se viera en la obligación de hacerlo.
Si los gastos superan a los ingresos, tal y como sucede a muchos jubilados, debe encontrar la manera de cubrir esa diferencia o, al menos, de reducir los gastos. Los jubilados suelen depender de sus ahorros y de su cartera para cubrir esos desajustes en los gastos anuales. Para hacerlo de una manera eficaz y sostenible, habrá de identificar la combinación adecuada de activos a largo plazo y calcular los reembolsos de efectivo que podrá efectuar sin agotar sus cuentas, considerando el tiempo que desea que dure su dinero.
Estime un salario anual sostenible
Como su propio director financiero, ¿qué salario debería pagarse a sí mismo? Algunos inversores opinan que, como la rentabilidad histórica de la renta variable mundial es del 8,6% anual, pueden permitirse retirar efectivo hasta el 8’6% de sus cuentas1. Esta teoría presenta un par de fallos: en primer lugar, por más que la media de las revalorizaciones anualizadas sea ese porcentaje, estas presentan una gran disparidad de un año para otro, es decir, algunos años será muy superior al promedio, pero otros también muy inferior; en segundo lugar, retirar efectivo cuando el mercado ha bajado de forma sustancial puede intensificar el impacto sobre su cartera. Pensemos en un inversor cuya cartera está valorada en 100.000 euros y que un año se deprecia un 20%, hasta los 80.000 euros; si retira un 10% (8.000 euros), necesitaría obtener una ganancia del 39% para recuperar el valor inicial de 100.000 euros.
Por desgracia, no existe una regla que le diga con exactitud cuánto efectivo retirar de su cartera de inversión sin hipotecar su futuro. Dependerá de la evolución del mercado —algo impredecible a corto plazo—, de cuánto espera que le dure el dinero y de la combinación de inversiones o asignación de activos. En Fisher Investments España, la experiencia nos dice que una tasa anual de reembolsos razonablemente segura para muchos jubilados suele ser inferior al 5%.
Cuando bajen los mercados, piense en recortarse el sueldo
En función de la empresa y la profesión, su remuneración puede haber variado ostensiblemente de un año para otro. Variaciones debidas a sus resultados, a los de la empresa o al estado general de la economía. Ahora que está jubilado y es su propio director financiero, tal vez deba considerar recortarse el sueldo o los reembolsos de efectivo cuando caen los mercados. ¿Por qué? Por la razón mencionada antes: es posible que retirar una cantidad importante de dinero en pleno batacazo del mercado suponga un duro obstáculo para sus inversiones. Cuando se hacen en años de vacas flacas, las liquidaciones pueden mermar notablemente el tamaño de su cartera. Asistir a la depreciación de sus activos puede ser doloroso, pero le conviene recordar que su cartera no se beneficiará de las alzas sucesivas. Cuando llegue la buena racha y el mercado escale un 20%, su cartera partirá desde una base menor, dificultando sus opciones de recuperar los máximos anteriores.
Para mantener la capacidad de recuperación de su cartera de inversión deberá reducir los gastos y los reembolsos de efectivo cuando el mercado cotice a niveles bajos. Pequeños ajustes pueden ejercer un efecto significativo; por ejemplo, aplace ese viaje que tenía planeado o prívese de algún capricho.
No dude en delegar
Los directores financieros de éxito suelen contratar a asesores para que les aconsejen y faciliten servicios en ámbitos con los que no están tan familiarizados o simplemente por ahorrar tiempo. Usted puede hacer lo propio, y es que quizás no sea un experto en invertir para la jubilación ni en la planificación de los flujos de caja según el ciclo del mercado. O simplemente tenga otras prioridades, como disfrutar de sus amigos y familiares, viajar, ocuparse del jardín o lo que sea importante para usted. Si decide solicitar asesoramiento le recomendamos que haga los deberes antes contratar a un asesor o un gestor de patrimonio.
Formúlele estas preguntas a cualquier asesor o gestor de patrimonio cuyos servicios esté valorando:
Aparte de lo que le paga directamente, ¿qué comisiones podría soportar?
¿Qué productos de inversión (fondos, ETF, etcétera) contendrá mi cartera de inversión y qué comisiones tendré que pagar por ellos?
¿Con qué frecuencia hablaré con mi asesor y qué tipo de servicios me prestará?
Por supuesto, usted puede ser su propio director financiero cuando se jubile, muchos disfrutan de ello. Si cree que no es su caso o que prefiere ocupar su jubilación en otros menesteres, es posible que prefiera dejarse aconsejar por un asesor de confianza.
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El presente documento recoge la opinión general de Fisher Investments España y Fisher Investments Europe, y no debe ser considerado como un servicio de asesoramiento personalizado en materia de inversiones o fiscal, ni un reflejo de la rentabilidad de sus clientes. No existe garantía alguna de que Fisher Investments España o Fisher Investments Europe sigan sosteniendo estas opiniones, que pueden cambiar en cualquier momento a partir de nuevos datos, análisis o consideraciones. La información aquí contenida no pretende ser una recomendación o pronóstico de las condiciones del mercado. En su lugar, tiene por objeto esclarecer los aspectos tratados. Los mercados actuales y futuros pueden diferir ampliamente de los que se describen en este documento. Asimismo, no se garantiza la exactitud de ninguna de las hipótesis empleadas en los ejemplos contenidos en este documento. Invertir en los mercados financieros implica un riesgo de pérdida, y no hay garantías de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. La rentabilidad pasada no garantiza ni indica los resultados futuros de manera fiable. El valor de las inversiones y los ingresos procedentes de ellas están sometidos a la fluctuación de los mercados financieros mundiales y de los tipos de cambio internacionales.