La falta de progresos claros en materia de inflación significa que la Reserva Federal necesita unas tasas de interés "moderadamente restrictivas" que deberían alcanzar un nivel de entre el 4,25% y el 4,5% a fines de año, según dijo el miércoles el presidente de la entidad en Atlanta, Raphael Bostic.
"La inflación sigue siendo alta, demasiado alta, y no se está moviendo con suficiente rapidez hacia nuestro objetivo del 2%", aseguró Bostic en declaraciones a la prensa. Su perspectiva, por ahora, es de un aumento de tasas de tres cuartos de punto en la reunión de la Fed de noviembre y de medio punto en diciembre.
En Europa, la situación todavía es peor, presionada por la crisis energética. Y el Banco Central Europeo debe seguir subiendo los tipos de interés para controlar la inflación, aunque el efecto secundario de una política monetaria más estricta sea un menor crecimiento, dijo el miércoles la presidenta del BCE, Christine Lagarde.
"Tenemos que devolver la inflación al 2% a medio plazo y haremos lo que tenemos que hacer, que es seguir subiendo los tipos de interés en las próximas reuniones", dijo Lagarde en una conferencia. "Si no cumpliéramos (con nuestro mandato), perjudicaría mucho más a la economía". Lagarde añadió que el "primer destino" de las subidas de tipos será alcanzar el tipo neutral, que no estimula ni frena el crecimiento.
Los bancos centrales van endureciendo su mensaje y, en cada nueva declaración de alguno de sus miembros en ese sentido, el mercado comienza a caer. A ambos lados del Atlántico, las bolsas se están acercando a los mínimos de junio.
Mientras, la confianza económica de la zona del euro cayó bruscamente más de lo esperado en septiembre, según datos publicados el jueves, ya que la confianza bajó entre las empresas y los consumidores, que también son poco optimistas sobre la evolución de los precios en los próximos meses.
El índice mensual de confianza económica de la Comisión Europea cayó a 93,7 puntos en septiembre, desde los 97,3 revisados a la baja en agosto, frente al descenso a 95,0 previsto por los economistas encuestados por Reuters.
La confianza bajó en todos los sectores económicos, incluidos la industria, los servicios, el comercio minorista y entre los consumidores, según los datos de la Comisión, en un contexto de un aumento de las expectativas de inflación en general.
¿Es inevitable una recesión, con tal de controlar la inflación?
Varios expertos apuntan en esa dirección: no se podrán controlar los precios sin dañar el crecimiento económico. Pero esto, paradójicamente, podría ser algo positivo. Según apunta Nicolás López, director de renta variable de Singular Bank, es preferible que caiga el PIB pero se consiga controlar la inflación a que los precios sigan en niveles tan elevados. Habrá que confirmar todavía si la recesión es suave o más profunda. Pero, dado que los inversores ya la dan por descontada, cuando se confirme podrían comenzar a subir las bolsas y el mercado en general. Si se confirma la recesión, los bancos centrales podrían volver a bajar tipos y a una política más expansiva, lo que también sería positivo para el mercado.
En todo caso, por ahora hay que seguir afrontando el panorama con cautela y mantenerse todavía en posiciones defensivas. Sectores en los que fijarse podrían ser en financiero, que se verá beneficiado por las alzas de tasas (aunque le impactará la recesión, pero habría que determinar en qué grado), el energético, en especial las petroleras y quizás también el sector automovilístico, donde hay demanda acumulada.