Los factores son la base de la inversión, al igual que los nutrientes son la base de los alimentos que ingerimos. Necesitamos hidratos de carbono y proteínas para aguantar el día, que podemos encontrar en distintos alimentos como el pan, la leche y la fruta. Elaborar una dieta equilibrada significa comprender qué nutrientes contienen los alimentos y elegir la combinación que mejor satisfaga las necesidades de nuestro organismo.
Del mismo modo, conocer los factores que impulsan la rentabilidad de su cartera puede ayudarle a elegir la combinación de activos y estrategias adecuada a sus necesidades.
Hay dos tipos principales de factores que determinan la rentabilidad. Los factores macroeconómicos, como el ritmo de crecimiento económico y la tasa de inflación, pueden ayudar a explicar la rentabilidad de distintas clases de activos, como los mercados de renta variable o de renta fija.
Recordemos la imagen de la pasada nota:
- Crecimiento económico: uno de los factores macroeconómicos más importantes y globales es el producto interior bruto o PIB de un país. En teoría, el PIB es el valor de todos los bienes y servicios acabados de un país durante un periodo determinado. Ofrece una visión rápida de la salud económica del país. Normalmente, el PIB se calcula anualmente en la mayoría de los países y a veces también trimestralmente. Los inversores compran acciones si creen que la empresa tendrá buenos resultados en el futuro. Si la economía se contrae (el PIB cae), la rentabilidad de la empresa en los próximos meses/años se vuelve cuestionable. Por lo tanto, cuando el PIB cae, los inversores tienden a mantenerse alejados del mercado o a rescatar sus inversiones, lo que provoca la correspondiente caída de los mercados bursátiles. Por otra parte, si el PIB aumenta, los inversores se muestran optimistas sobre los beneficios y el crecimiento de la empresa en el futuro, lo que les hace comprar más acciones y repercute positivamente en los mercados bursátiles.
- Inflación: es junto con el PIB los dos factores macroeconómicos más comunes que influyen en los mercados. La inflación es un aumento de los niveles de precios de los bienes y/o servicios o un aumento de la oferta de dinero. La inflación significa que los precios de los bienes y servicios aumentan. Si aumenta la oferta de dinero en la economía, la gente dispone de más fondos y compra más productos y servicios, lo que provoca una subida de los precios. Un rápido vistazo al comportamiento histórico de los mercados bursátiles frente a las tasas de inflación nos dice que tienen una relación inversa. Por lo tanto, cuando las tasas de inflación suben, los mercados de valores tienden a caer y viceversa. Esto es contrario a varios estudios académicos que han sugerido que las acciones mantienen su valor real durante la inflación. Sin embargo, esto no debe considerarse una regla.
- Desempleo: es un indicador de la fortaleza de la economía. Además, la Oficina de Estadísticas Laborales, especialmente en EE.UU., publica mensualmente un informe sobre el empleo que pone de relieve la tasa de contratación en el país. Ambas medidas -la tasa de desempleo y la tasa de contratación- pueden ayudar a un inversor a comprender el estado previsto de la economía y los mercados bursátiles. Si las tasas de desempleo disminuyen y las de contratación aumentan, las perspectivas son positivas y los inversores esperan que aumenten las ventas al por menor, lo que se traducirá en mayores beneficios para las empresas. Esto les empuja a comprar más acciones y tiene un impacto positivo en los mercados bursátiles. Por el contrario, si las tasas de desempleo aumentan y las de contratación disminuyen, las perspectivas se vuelven negativas y los inversores intentan mantenerse alejados de las acciones o incluso amortizar sus inversiones.
- Ventas minoristas: en Estados Unidos, la Oficina del Censo recopila cada mes datos relativos a las ventas de bienes y servicios duraderos y no duraderos y realiza un seguimiento de la demanda de los consumidores. Esto es vital en una economía como la estadounidense, en la que casi dos tercios del PIB proceden del gasto de los consumidores. Unas ventas minoristas saludables suelen provocar un movimiento positivo en los mercados bursátiles. Por otra parte, si el gasto minorista muestra un descenso, puede ser señal de una desaceleración de la economía. Esto puede afectar a la rentabilidad de las empresas y a la contratación. Por lo tanto, los mercados bursátiles reaccionan negativamente a una ralentización de las ventas minoristas
- Producción industrial: es un índice importante, ya que no tiene en cuenta el precio añadido por el sector minorista. La utilización de la capacidad de las industrias ofrece una buena visión de la fortaleza de la demanda en la economía. Si un sector genera una producción industrial por debajo de su capacidad, los inversores pueden interpretarlo como una señal de una inminente recesión o de la posibilidad de un estímulo fiscal para dicho sector. Los mercados de valores responderían en consecuencia. Por otra parte, si una industria está generando una producción por encima de su capacidad, entonces puede interpretarse como un riesgo potencial de subida de precios y burbujas de activos que provoquen la caída de los mercados.
Una vez que se entiendo lo que son cada uno de estos factores, es importante entender la correlación que existen entre ellos y los mercados:
- Un aumento del PIB impulsa el mercado, pero también puede provocar un aumento de las tasas de inflación. Una tasa de inflación creciente tira de los mercados a la baja. Entonces, ¿qué ocurre realmente cuando aumenta el PIB? La respuesta está en un aumento controlado del PIB.
- La mayoría de los economistas creen que un crecimiento del PIB de alrededor del 2,5%-3,5% anual es saludable para la economía, ya que su impacto en la inflación es mínimo y los mercados de valores responden favorablemente.
- Un aumento del PIB también conlleva un descenso de las tasas de desempleo.
- Aunque esto suena ideal para cualquier economía (crecimiento unido a tasas de desempleo decrecientes), el problema empieza a surgir cuando las tasas de desempleo bajan demasiado.
- Si una economía funciona casi a pleno empleo, el precio de los bienes y servicios tiende a subir (situación actual en EE.UU.), ya que aumenta la demanda. Además, la indisponibilidad de mano de obra provoca un aumento de los salarios y la consiguiente subida de los precios. Todo ello repercute negativamente en las tasas de inflación y suele conducir a la hiperinflación. Al final, cuando la gente acepta el hecho de que el valor del dinero se deteriorará con el tiempo (debido a la hiperinflación), tiende a empezar a gastar más. Esto provoca un aumento del PIB y un bucle de retroalimentación negativa que perjudica a la economía y a los mercados bursátiles.
Conclusión: al momento de tomar decisiones de inversión es aconsejable meditar en que momento o etapa del ciclo económico nos encontramos y considerar que clases de activos pueden funcionar mejor y que factores de estilo pueden ser adecuados. Es recomendable que su asesor financiero le comente los escenarios que hay y que con base en ellos y el horizonte y perfil de inversión se lleven a cabo las Estrategias de Inversión.