Sin embargo, la incertidumbre se ha intensificado con el debilitamiento del respaldo estadounidense, especialmente tras la llegada de Donald Trump al poder, quien ha expresado su escepticismo sobre la continuidad del apoyo financiero y militar a Ucrania. Esta situación plantea interrogantes sobre el futuro económico del país y su capacidad de recuperación en un escenario sin una ayuda sostenida de sus aliados occidentales.

El coste económico de la guerra ha sido importantísimo, afectando desde la producción industrial y agrícola hasta el empleo y la inflación. Millones de ucranianos han sido desplazados, la inversión extranjera se ha desplomado y el país ha tenido que depender de préstamos y donaciones internacionales para sostener su economía. ¿Qué pasará en 2025?

Impacto en la infraestructura y el sector productivo

La destrucción de infraestructuras clave ha sido uno de los costos más elevados de la guerra. Ciudades como Mariúpol, Bajmut y Severodonetsk han sido prácticamente arrasadas, y la reconstrucción de carreteras, puentes, hospitales y plantas energéticas requerirá cientos de miles de millones de dólares.

Según estimaciones del Banco Mundial, el costo total de la reconstrucción de Ucrania podría superar los 400.000 millones de dólares, una cifra que sigue en aumento a medida que la guerra continúa destruyendo activos esenciales para el funcionamiento del país.

El sector industrial y agrícola, pilares fundamentales de la economía ucraniana, han sido gravemente afectados. Ucrania, uno de los principales exportadores de cereales del mundo, ha visto sus exportaciones limitadas debido al bloqueo de los puertos del Mar Negro y los ataques a su infraestructura logística.

Aunque acuerdos con Turquía y Naciones Unidas han permitido ciertos envíos de granos, la producción agrícola ha caído en más de un 30% en comparación con los niveles previos a la guerra.

 La industria manufacturera también ha sufrido, con la destrucción de fábricas y la falta de inversión en nuevos proyectos debido a la incertidumbre y el riesgo de bombardeos.

Las finanzas públicas y la deuda externa de Ucrania

El presupuesto estatal ucraniano ha tenido que destinar enormes sumas de dinero a la defensa, reduciendo la capacidad del gobierno para financiar otros sectores clave como la salud, la educación y los programas sociales.

En 2023, más del 50% del presupuesto nacional fue destinado a gastos militares y de seguridad. Para cubrir este déficit, el país ha dependido de préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y donaciones de la Unión Europea y Estados Unidos. Sin embargo, la creciente deuda externa plantea un desafío significativo para la estabilidad económica de Ucrania a largo plazo.

El impacto de la guerra en la moneda nacional, la grivna, también ha sido severo. La inflación ha alcanzado picos del 25%, afectando el poder adquisitivo de los ciudadanos. El Banco Nacional de Ucrania ha tenido que intervenir repetidamente para estabilizar la economía, pero las reservas de divisas se han visto comprometidas, limitando la capacidad del país para sostenerse sin apoyo externo.

A esto se suma la pérdida de ingresos fiscales debido a la destrucción de empresas y la caída del comercio interno, lo que ha exacerbado aún más el déficit presupuestario.

También el empleo ha sufrido

El conflicto ha provocado una de las mayores crisis humanitarias en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Millones de ucranianos han abandonado el país en busca de refugio en Europa y otras regiones, reduciendo la fuerza laboral disponible y afectando gravemente la productividad económica. Según Naciones Unidas, más de 8 millones de ucranianos han sido desplazados, un enorme desafío para el mercado laboral y el sistema de bienestar social del país.

Además, la destrucción de empresas y la inestabilidad han llevado a un aumento del desempleo. Muchos sectores, especialmente el comercio, la hostelería y la manufactura, han experimentado despidos masivos. Si bien el gobierno ha tratado de implementar programas para la reinserción laboral y el apoyo a los desplazados internos, los recursos son limitados y la incertidumbre persiste.

¿Y qué hay de la reconstrucción?

A pesar de la devastación, Ucrania busca sentar las bases para su reconstrucción. El gobierno ha planteado planes ambiciosos para la recuperación postconflicto, pero su éxito dependerá en gran medida del apoyo internacional y de la estabilidad política. Si la ayuda occidental disminuye, como podría ocurrir en un escenario de menor compromiso por parte de Estados Unidos bajo la administración Trump, la recuperación podría ralentizarse significativamente.

Uno de los principales desafíos será atraer inversión extranjera en un país que aún enfrenta riesgos de seguridad. Sin embargo, sectores como la energía renovable, la tecnología y la reconstrucción de infraestructuras podrían convertirse en pilares de crecimiento si se logran implementar políticas adecuadas para fomentar la inversión. La integración con la Unión Europea también es una vía que el gobierno ucraniano busca consolidar, lo que podría generar oportunidades económicas a largo plazo.

El costo económico de la guerra en Ucrania ha sido colosal y sigue en aumento a medida que el conflicto se prolonga. ¿Será este año decisivo para la economía ucraniana?