Los expertos aseguran que cuando las compañías compran acciones propias en momentos de bajadas en su cotización
“Utilidades” de la autocartera
Desde Atlas Capital destacan que, con esos títulos de autocartera, la compañía podrá llevar a cabo varias acciones para “animar” a los accionistas: desde “anular” esos títulos para que el valor de los demás sea mayor… a suministrar ese papel en momentos de fuerte demanda en bolsa para atajar posibles subidas desorbitadas de la compañía o venderlas en el mercado cuando crea conveniente. En este último caso, lo normal es que la empresa busque el momento o momentos más adecuados para minimizar el efecto de la presión a la baja que esta venta produciría sobre la cotización. El resultado de esta operación sería un beneficio extraordinario para la compañía, como consecuencia de la plusvalía obtenida por la compra y posterior venta de las acciones. Para evitar abusos, dado que el equipo gestor conoce mejor que nadie el estado del negocio de la compañía, los proyectos en curso, etc…la ley no permite a las empresas contar con más de un 5 por ciento en autocartera. Además, deben detallarse las operaciones de compra de acciones propias en las memorias anuales.
Al margen de todo esto, y sea cual sea el objetivo final de la compra de acciones propias, Álvaro Blasco cree este tipo de operación es positiva para el valor, “al igual que lo es cuando vemos que un consejero o directivo aumenta poco a poco sus participación en la empresa que representa”. Mientras, Enrique Castro, analista de Banco Etcheverría, insiste en esta línea de confianza que otorga al inversor el hecho de que la propia compañía adquiera acciones suyas. Destaca que otro de los objetivos de la compra de autocartera puede ser mantener la cotización de la compañía en un momento determinado y que, en el caso de que se lleven a cabo amortizaciones de capital, “lógicamente se mejoran los ratios de la compañía”. Vamos a fijarnos en esta última opción, en la de amortizar autocartera.
La amortización de autocartera supone, para entendernos, “hacer desaparecer” esas acciones, de modo que la empresa cuenta con los mismos activos, pero cuenta con menos acciones entre las que repartirlos. Es decir, a cada uno de los títulos que le quedan le corresponde un “porcentaje mayor” de la empresa, porque se reduce el capital mediante esta operación de amortización de autocartera. En definitiva, “a la hora de repartir dividendo, el accionista va a recibir más”, subraya Boni Aguado, de Banco Etcheverría. Y es que esta operación supone mejorar el BPA (beneficio por acción) y el dividendo por acción de la compañía.
Tampoco hay que olvidar que la compra de acciones propias también puede tener como objetivo hacer frente a algún pago en especie (con acciones) a los directivos o a los empleados de la compañía. El ejemplo más reciente sería el de Zeltia que, a principios de marzo, decidía la entrega gratuita de más de 324.800 acciones a empleados y directivos del grupo, lo que equivale al 0,146 por ciento de su capital. Y tampoco hay que obviar el hecho de que adquirir autocartera reduce los fondos propios, por lo que las compañías deben amortizarlas o repartirlas para “ponerlas en valor”. Pero José Lizán, analista de Norkapp, añade que algo parecido a la compra de acciones propias también lo estamos viendo en la renta fija. Así, cita al Popular y Sabadell porque “están comprando bonos perpetuos a niveles de precio de 25 ó de 30 con respecto a la emisión a 100 aprovechando esos niveles tan bajos de valoración para luego amortizar” (…), “metiendo su plusvalía en los balances y aprovechando las cotizaciones bajas”.
OHL, entre las más activas.