Los avances tecnológicos, apunta el Departamento de Análisis de Bankinter, nos llevan hacia la “irrupción de la inteligencia artificial y los robots de servicio en las cadenas productivas. Que permitirán una mayor eficiencia mediante la generación de rápidas economías de escala (mayor producción a costes inferiores)”.
La cuarta revolución industrial, avanzan, de la que el mundo de la gestión de activos no puede ser ajeno. Tendencia disruptiva de la que el inversor podrá sacar una rentabilidad adicional, si sabe cómo hacerlo…
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Punto de arranque, historia reciente: La existencia de robots no es nada nuevo
Hace ya 50 años que se incorporaron al mundo empresarial. Desde entonces han ayudado mejorar los procesos productivos de tal manera que se elaboran mejores bienes a precios más asequibles, que son por tanto accesibles a un mayor porcentaje poblacional. Sin embargo, el gran cambio que estamos experimentando es una rotación desde el llamado robot manufacturero al de servicios. Mientras el ámbito de actuación de los primeros ha estado restringido a entornos controlados y sin contacto con humanos, el diseño de los segundos les permite trabajar en ambientes desconocidos e interactuar con los humanos. La clave para esta transformación es dotar a estos robots de inteligencia artificial. Estos avances han venido de la mano del abaratamiento de sensores y ordenadores. Este proceso es uno de los pilares de la llamada cuarta revolución industrial.
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El desarrollo de esta tendencia invita a pensar que en un futuro cercano tendremos alguno de los siguientes tipos de robots de servicios: compañeros de trabajo (“co-workers”), en casos aislados remplazando a personas y generalmente colaborando con ellas en una cadena de producción. Con un proceso de incorporación al entorno laboral más lento que el de los robots manufactureros. No necesitan programarse sino que hay que enseñarles a hacer el trabajo. "Wearable robots” como prótesis de manos, piernas, etc. Ayudando a los trabajadores a alargar sus jornadas laborales y a reducir el cansancio físico y las lesiones. Coches autoconducidos o autónomos. Drones, el segmento que más está creciendo. ¿Cuál es el principal freno a esta tendencia? La legislación, el retorno de la inversión en este tipo de robots (sigue siendo largo) y la aceptación psicológica por parte de la sociedad.
La inversión en robótica ¿es una alternativa rentable?
En los últimos años la robótica ha incrementado su presencia en las carteras de inversión. Eso sí, siempre como estrategia satélite y no como exposición principal. En un mundo de tipos cero este tipo de inversión puede ayudar a encontrar alternativas con valor. Sin embargo, ¿justifican las rentabilidades obtenidas en los últimos ejercicios esta tendencia?
Los gráficos inferiores muestran que la robótica encierra mucho potencial y el mercado ya ha empezado a ponerla en precio. Se aprecia claramente en la comparativa del sector (Robot Index) frente a la evolución de MSCI World.
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¿Cómo invertir en robótica?
Esta estrategia se puede implementar vía fondos o ETFs. Uno de los benchmarks más habituales de estos productos es el ROBO Index. Este selectivo se centra en sectores con gran potencial de crecimiento y que resultan relevantes para la industria robótica. En concreto, comprende 13 sectores que van desde la agricultura, las impresoras 3D, los ordenadores a la salud o la logística. De este modo, tiene como subyacente compañías con exposición directa a la construcción de robots (por ejemplo, Yaskawa) y otras con una vinculación menos evidente pero igualmente estrecha (como Nvidia, que usa la inteligencia artificial aplicada a los vehículos autónomos).
Dentro de la gama de fondos que invierten con esta temática destacamos el Pictet Robotics. La popularidad de este tipo de inversiones ha llevado a este último fondo a lanzar un “soft close” tras superar los 3.700 millones de dólares de activos bajo gestión. Entre los ETFs un buen ejemplo sería el iShares Automation & Robotics.
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