“El problema es que en el mercado financiero actual existen miles de fondos y cientos de gestoras que prometen rentabilidades interesantes, aunque no todas las gestoras son iguales o cumplen con lo que prometen. Entender su filosofía de inversión, comprender su metodología de gestión, conocer al equipo gestor o examinar la relación existente entre los accionistas y los gestores pueden ser unos indicadores básicos para no equivocarse a la hora de elegir un fondo de gestión de activos eficiente a largo plazo”, afirman.
Estas serían las preguntas que deberíamos hacernos si estamos buscando pareja, en opinión de estos gestores.
1.- Cuidado con los ‘fantasmas’ de las rentabilidades pasadas. De acuerdo con estos analistas, “los indicadores paralelos que habría que analizar serían la rentabilidad anualizada durante un largo período o el ratio de Sharpe, que compara la rentabilidad superior de un fondo en función del nivel de riesgo adaptado. Sin embargo, y aunque resulte tentador quedarse con una simple comparación de estos indicadores matemáticos, el trabajo de investigación y de análisis que se debe llevar a cabo debe ser un poco más profundo”, señalan.
2.- Aquí la filosofía sí es importante. En la gestora apuntan que “es importante para comprender cómo la gestora ha ido generando sus rentabilidades anteriores y cómo se toman las decisiones de gestión dentro del equipo”, explican.
3.- El tamaño (no) importa. Recuerdan que “aunque mucha gente asocia la rentabilidad de un fondo de acciones con su tamaño, lo cierto es que los buenos gestores son capaces de seguir capitalizando la inversión a elevadas tasas con independencia de los activos gestionados. Aunque en determinados nichos de mercado pueda ser más sencillo batir a los índices de referencia, existe una minoría de gestores de activos que son capaces de generar alfa también en el universo de compañías de gran capitalización”.
4.- El equipo es lo primero. Apuntan que cuanto mayor sea el equipo de gestión, más posibilidades habrá de hallar acciones con alto potencial. Consideran que “esto ocurre particularmente con los fondos especializados en pequeñas y medianas empresas donde el trabajo de análisis del gestor es más importante, dado que los analistas externos realizan un seguimiento escaso de los informes. Otra de las ventajas de un equipo de gestión grande es que la rentabilidad del fondo no depende de un gestor de gran talento que puede abandonar la sociedad en cualquier momento. Cuanto mayor sea el equipo, mayor será la capacidad de la sociedad de gestionar activos de manera eficiente”.
5.- Dime quiénes son tus accionistas y te diré cómo inviertes. Conoce la relación entre los gestores y los accionistas, te dará pistas sobre su perfil. Para ello, puede resultar interesante observar a quién pertenece la sociedad. Una sociedad de gestión independiente y propiedad de sus empleados, sin red de distribución cautiva, debe ofrecer una rentabilidad superior a la media para seguir creciendo.
6.- Diversificar o no diversificar, he aquí la cuestión. En su opinión “no hay que olvidar que detrás de cada fondo puede haber más de cincuenta posiciones por lo que cuantos más fondos se compren, evidentemente, más posibilidades tendremos de conseguir, por transparencia, cientos de posiciones y reproducir así la rentabilidad del mercado”.
7.- Evitar el efecto “puerta de salón”. Por último, en la firma consideran que “cuando encontremos una sociedad de gestión que haya obtenido una rentabilidad superior a la del mercado durante un largo periodo tiempo y entendamos cómo lo ha conseguido el mejor consejo es conservarla mientras se reúnan los ingredientes de su éxito. Y es que, los inversores caen muy a menudo en la tentación de arbitrar el fondo que ha arrojado recientemente una rentabilidad inferior con respecto al fondo que ha obtenido una rentabilidad superior, lo cual conlleva a lo que llamamos comúnmente el efecto “puerta de salón”. En definitiva, No cambies las participaciones de los fondos sin entender su rentabilidad”.