Cuando llega la recta final del año, muchos inversores se plantean qué hacer con sus ahorros y cómo reducir la factura fiscal. Y los planes de pensiones ganan popularidad en estas fechas. Este vehículo de ahorro-inversión a largo plazo está destinado a acumular un capital que complemente la pensión de jubilación. Pero, además, las aportaciones realizadas reducen la base imponible general en la Declaración de la Renta.

Quien contrata un plan de pensiones va realizando aportaciones puntuales o periódicas al plan a lo largo de los años. Las aportaciones son invertidas por los gestores del plan en diferentes activos financieros, con el objetivo de obtener una rentabilidad por ellas. Cuando llega el momento de la jubilación u otras situaciones en las que está permitido rescatar el plan de pensiones (como en los casos de desempleo de larga duración o incapacidad laboral) el capital aportado y sus rendimientos se devuelven al beneficiario, que puede elegir entre recibirlo todo junto o en forma de renta periódica.

Banco Santander, a través del Blog de Santander España, explica los tipos diferentes de planes de pensiones, dependiendo de quién sea su promotor, el tipo de aportaciones que se realicen o la política inversora que sigan. Así, en función del promotor pueden ser individuales, contratados a título personal en bancos y otras entidades financieras;  de empleo o colectivos, en el caso de empresas que quieran contribuir al ahorro de sus propios empleados de cara a la jubilación (las aportaciones las puede realizar tanto la compañía como el trabajador); y asociados, promovidos por sindicatos u asociaciones para sus afiliados o socios.

Si se atiende al tipo de activo en el que invierten el capital, se clasifican en renta fija, que invierten tanto en títulos de renta fija pública como privada (como las letras del tesoro o bonos) y aunque en teoría tienen menor riesgo, también ofrecen menor rentabilidad; renta variable, como acciones de compañías cotizadas, con un riesgo mayor que en la renta fija, y también mayor rentabilidad; mixtos; que combinan inversiones en activos de renta fija y variable, aprovechando las ventajas de unos y otros; y garantizados, en los que el titular recupera el capital invertido, siempre y cuando espere a la fecha de vencimiento del plan para retirar el dinero.

“La primera reflexión para escoger un plan de pensiones es tener claro cuál es tu perfil como inversor”, aseguran desde Banco Santander. Así, para los más conservadores, con aversión al riesgo, se recomiendan los garantizados o de renta fija. Para los que están dispuestos a asumir más riesgo a cambio de una posible mayor rentabilidad, la renta variable; y los que buscan diversificar, pueden optar por la renta mixta.

Según estos expertos, otra manera de elegir el plan de pensiones es “fijar primero la cantidad que se desea tener ahorrada en el momento de la jubilación, y a partir de ahí buscar el plan que mejor se adapte”. Santander ofrece un simulador de planes que te indica cuánto dinero debes aportar cada mes para alcanzar el ahorro deseado y te aconseja el plan de pensiones más conveniente para ello.

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Tratamiento fiscal

Una de las ventajas que ofrecen los planes de pensiones es su tratamiento fiscal, ya que no se tributa por ellos hasta el momento del rescate. Pero, ¿cómo y con qué límites?. El máximo de aportaciones que se permite desgravar en la declaración de la Renta por un plan de pensiones individual se ha bajado de 2.000 a 1.500 euros anuales. En el caso de los planes de empleo ha aumentado hasta los 8.500 euros tanto para las aportaciones que hace la compañía como para las que hace el trabajador al mismo plan, siempre que éstas sean de igual o inferior importe a la contribución de la empresa.

La desgravación se realiza en Renta, dentro del apartado “Reducciones por aportaciones y contribuciones a sistemas de previsión social” del IRPF de ese año. Así, Santander pone el ejemplo de una persona que haya tenido unos ingresos de 22.000 euros en el año y aporte 1.500 euros a su plan de pensiones. En este caso, su base imponible se reducirá a 20.500 euros y sobre esta cantidad se aplicará el porcentaje de IRPF que corresponda para calcular el impuesto (sin tener en cuenta para este ejemplo otras reducciones y deducciones que pudieran añadirse).

Banco Santander tiene un amplio de abanico de opciones para planificar la jubilación, adaptadas a la edad y al perfil de riesgo. Entre ellas, la Gama Mi Proyecto Santander Sostenible, para quienes prefieran seguir una estrategia de ciclo de vida, es decir, que la inversión se vaya adaptando a las distintas etapas de ahorro, con el objetivo de mantener el nivel adquisitivo de cara a la jubilación. O la Gama Mi Plan Santander, con tres niveles de riesgo: crecimiento, moderado y decidido.

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