2. Sin prisas ni presiones. Un asesor financiero responsable no apremiará a su cliente para que firme algo de lo que no está totalmente convencido. Una frase como “la oferta de este producto termina mañana” debería despertar las alertas del inversor.
3. Información por escrito.
4. Varias alternativas para el cliente. El asesor no se empecinará en ‘colocar’ ciertos productos. Si el cliente no está convencido, se le pueden proponer varias alternativas acordes con su perfil y siempre aclarando las ventajas e inconvenientes que entraña cada opción.
5. Asesor cualificado vale por dos. Un asesor debidamente formado puede suponer una gran diferencia económica para el inversor, al optimizar sus decisiones y evitarle decisiones de ahorro equivocadas.
6. Lenguaje sin tecnicismos. Un asesor personal debe ser capaz de explicar sus recomendaciones financieras en un lenguaje correcto, pero que el cliente entienda y no escudarse en tecnicismos para obviar otros aspectos.
7. Responsabilidad compartida. Es recomendable que el cliente se interese por el fomento de su cultura financiera. Al fin y al cabo, será el que tome la última decisión de inversión, después de conocer las distintas alternativas que se le presentan.
8. Actualización constante. El asesor financiero debe estar al día de todos los movimientos del mercado y tenerlos en cuenta a la hora de proponer las mejores alternativas de inversión a su cliente.