En los últimos meses, las expectativas de crecimiento mundial para 2019 se han ajustado continuamente a la baja. Aunque los temores de una recesión ganaron terreno en el último trimestre de 2018, el cambio de rumbo de la Reserva Federal, así como la inesperadamente más positiva temporada de resultados empresariales del primer trimestre de 2019, contribuyeron a un alivio significativo de la situación.
A pesar de ello, varios indicadores clave -como los índices directores de compras, la confianza de los consumidores y, por último, pero no por ello menos importante, una curva de rendimiento invertida en Estados Unidos- siguen apuntando a un debilitamiento del crecimiento mundial.
En el contexto de la actual guerra comercial entre Estados Unidos y China, es probable que las inversiones necesarias para potenciar el crecimiento se aplacen. La presión sobre los márgenes corporativos, que actualmente se encuentran en niveles récord, también se ve agravada tanto por esta incertidumbre como por la persistencia de una situación de tensión en el mercado laboral, especialmente en Estados Unidos.
Es importante señalar que la economía mundial se encuentra todavía en las últimas etapas de un ciclo económico, cuyo final no puede predecirse con exactitud.
En opinión de los expertos de Ethenea, es necesario seguir de cerca los siguientes acontecimientos y tener en cuenta los escenarios de riesgo para el futuro. Hasta que se encuentre una solución, creen que una nueva escalada de tensión en la guerra comercial sigue siendo el riesgo más probable. Además, en caso de una nueva desaceleración del crecimiento, y dados los anuncios que han hecho anteriormente, consideran arriesgado que los bancos centrales hagan un uso excesivamente cauto de sus medidas de política monetaria.