Si se quiere mantener el bienestar económico, con la pensión pública no será suficiente. Es importante calcular la tasa de sustitución o de reemplazo, es decir, la pérdida de poder adquisitivo que supone la pensión con respecto a lo que se estaba ganando. En España suele ser del 80% con respecto al último sueldo, una cifra positiva si se tiene en cuenta que en Europa la media es del 50%.

Para compensar esa pérdida de ingresos mediante el ahorro, se recomienda que antes de los 60 años se haya ido guardando el 10% de los ingresos mensuales e invertir ese dinero a largo plazo para obtener la máxima rentabilidad. Cualquier beneficio extra que pudiese obtenerse debería ir destinado al plan de ahorro personal.

Productos estrella para invertir

Cuando estamos próximos a la edad de jubilación, lo ideal será reequilibrar la cartera hacia activos de escaso riesgo. En principio se suele optar por los planes de pensiones, ofertados por la banca tradicional. Su rentabilidad ha sido normalmente muy baja, aunque llevan implícitos comisiones bastante elevadas. Además, a raíz de la nueva normativa, cada vez son menos quienes recurren a ellos porque si antes era posible desgravarse hasta 8.000 euros, esa cifra ha bajado a 1.500 euros desde el 2022.

Con la Ley 12/2022 de 30 de junio, se prevé que la aportación máxima para trabajadores por cuenta ajena sea la marcada de 1.500 euros. El límite máximo de deducción por aportaciones será de 1.500 euros o del 30% de los rendimientos netos del trabajo. Ese tope máximo se podría aumentar hasta los 10.000 euros al año, aunque deberá tratarse de una aportación del propio trabajador. 

Otra opción eficiente son los fondos de inversión, los cuales permiten mantener una cartera diversificada por sectores y países, ya fuesen en renta fija, mixta o variable. Además, permiten hacer traspasos entre fondos sin necesidad de abonar plusvalías a Hacienda. 

En cualquier momento se pueden optar por un perfil más conservador traspasando las inversiones de un fondo de renta variable a uno de renta fija sin impuestos. No obstante, al invertir en acciones, al venderlas, si se gana dinero con la operación habrá que pagar a Hacienda entre un 19% y un 26% de las ganancias, sin poder beneficiarse del interés compuesto.

Por último, y aunque sean un activo más desconocido y menos seguro para las personas de mayor edad, las criptomonedas poseen una enorme volatilidad. La especulación que gira en torno a ellas no le otorga una plena fiabilidad, aunque se puede optar a destinarles una pequeña partida presupuestaria de los ahorros totales.

¿Cuánto se necesita ahorrar antes de la jubilación?

Depende del estilo de vida deseando y de lo que se haya ido ganando durante la vida laboral. La pensión mínima para una jubilación con 65 años es de unos 966,20 euros al mes con cónyuge a cargo, de 783,10 euros mensuales sin cónyuges y de 743,30 euros mensuales para quienes tienen cónyuge que disfruta de otra prestación o trabaja.

Si una persona quiere jubilarse a los 60 años y quiere vivir hasta los 100 años, pero solo recibe una pensión de unos 750 euros al mes, deberá buscar con unos 460.000n euros ahorrados al momento de retirarse si desea vivir con un salario mensual de unos 1.750 euros.

Una vía eficaz para ahorrar

Una opción alternativa sería tener un objetivo específico de ahorro más agresivo conforme la edad, ahorrando entre el 12% y el 15% del salario anual. 

De igual modo, se podría aplicar la ‘Regla del 4%’. Esta se traduce en que durante el primer año de jubilación se pueda retirar el 4% de los ahorros totales que teníamos, acompañándolos de la prestación contributiva durante un plazo de unos 30 años. 

Esta regla se formuló en un estudio de 1998 de la Universidad de Trinity, que recoge que es necesario invertir el 4% de los ahorros en el primer año de jubilación y ajustar el gasto de los años venideros a ese 4% teniendo como base la inflación. 

Es muy útil para calcular el dinero que hay que tener ahorrado para mantener el nivel de vida durante la jubilación. Todo pasa por calcular los gastos actuales y multiplicar esa cantidad por 25 o 30, restando la cantidad de la pensión de jubilación.

Por su parte, la Fórmula Greene’ establece las claves para trazar un plan de ahorro a largo plazo, independientemente de la edad que se tenga. Cuenta con dos variables básicas: el salario bruto anual y la edad de la persona. De este modo, habrá que ahorrar un salario anual cada cinco años, aumentando la capacidad de ahorro cada año y obteniendo un colchón económico desde los 30 años ahorrando el 100% del salario anual.

Así pues, si se comienza a ahorrar a los 20 años para jubilarse a los 40 años, habrá que invertir al menos el 50% de cada pago, que a los 30 años se haya ahorrado el 100% del sueldo anual. Así pues, el trabajador llegaría a la edad de jubilación con un ahorro equivalente a ocho veces su salario anual bruto.