El crecimiento ha sorprendido al alza, mientras que los programas de vacunación se han acelerado con fuerza en los últimos tres meses, aunque persistan las incertidumbres provocadas por la variante Delta.
Por lo tanto, desde Allianz Global Investors esperan el anuncio de un regreso al plan inicial. Esto estaría en línea con la declaración de Philip Lane el 25 de agosto de que, si el objetivo del PEPP de mantener condiciones financieras favorables pudiera lograrse con un volumen menor de compras de activos, el BCE podría recalibrar su programa.
Esta decisión debería satisfacer a los halcones. Tanto Robert Holzmann, el gobernador del Banco de Austria, como Klaas Knot, el gobernador del banco central holandés, dijeron estar a favor de tal reducción después de la publicación de las cifras de inflación de la zona euro de agosto, que superó las estimaciones con un aumento de 3% en comparación con 2,2% en julio, un máximo de 10 años.
Este aumento de precios también se refleja en el IPC subyacente, que se encuentra en su nivel más alto desde 2012 con un 1,6%. Sin embargo, se espera que el BCE continúe haciendo hincapié en la naturaleza temporal del repunte de la inflación, sobre todo debido a la escasez de oferta.
Esta reunión del Consejo de Gobierno también les brindará la oportunidad de dar más detalles sobre el nuevo marco estratégico para la implementación de la política monetaria del BCE anunciado el 8 de julio. Esto incluye una nueva meta de inflación simétrica del 2% (en lugar de "por debajo pero cerca del 2%") que requerirá, según Christine Lagarde, futuras acciones de política que serían "contundentes y persistentes" y una nueva orientación futura, tres condiciones que no se habían acordado por unanimidad.
Para garantizar su credibilidad, será importante que el BCE aclare las condiciones para el momento de la normalización de los tipos de interés y las herramientas que se pondrán en marcha para alcanzar la meta de inflación.
La posición del Banco Central sobre este último punto será objeto de un especial escrutinio. La prórroga de la madurez del PEPP (marzo de 2022) ya no parece adecuada en el contexto actual, sobre todo porque, como señaló Jens Weidman, presidente del Bundesbank, "la primera P significa pandemia, no permanente. Es una cuestión de credibilidad”.
El relevo podría ser asumido por el Programa de Compra de Activos (APP), pero la APP es menos ambiciosa (20.000 millones de euros en compras mensuales de activos) y menos flexible (no incluye a Grecia y debe respetar las claves de asignación). El BCE podría anunciar nuevos términos con más flexibilidad, ¿sería suficiente?
El BCE tendrá que abordar algún día el "elefante en la habitación": la pandemia ha llevado a niveles récord de deuda a los países de la zona euro y ha sido un catalizador para la divergencia entre los estados. El BCE ha asumido un papel en el límite de su mandato al mantener un nivel de represión financiera que hace que la carga de la deuda sea sostenible, un mecanismo indispensable para algunos países de la zona euro. Cualquier posible cuestionamiento de este apoyo podría plantear problemas fundamentales que es demasiado temprano en esta fase de recuperación para que los gobiernos los aborden.
No obstante, los debates comenzarán y los mercados probablemente encontrarán argumentos para justificar una mayor volatilidad. En este contexto, los paralelismos con la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra, que ya han señalado su intención de reducir sus propios programas de apoyo implementados durante la crisis de salud, no son relevantes.