1) Años de bajos tipos de interés: el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés) y la Reserva Federal (Fed) han rebajado el precio del dinero a mínimos, y además han inyectado miles de millones en los mercados financieros. Este dinero ha reducido las rentabilidades de los bonos gubernamentales, convirtiendo a otros activos como las acciones en opciones más atractivas para invertir. Esperamos un periodo de crecimiento económico más vigoroso, pero hasta que llegue, los bancos centrales mantendrán estas políticas. Las rentabilidades por beneficios de las acciones se hacen en este entorno más y más atractivas.
2) Las compañías lo están haciendo bien: si analizamos las 200 compañías más grandes del mundo, la mayoría están sanas y son rentables en bolsa. Los recortes de costes, el enfoque en los productos estratégicos y la presencia en los mercados emergentes les han servido para hacerlo bien.
4) La población mundial sigue creciendo: no ha parado de hacerlo durante los años de la crisis financiera. En los países emergentes, la clase media también crece de manera rápida. Ellos disponen de más dinero para gastar y se han convertido en nuevos demandantes de productos de lujo. Las compañías se benefician de este aumento de clientes.
5) “Vuelo” hacia otra clase de activos: durante la crisis financieras, muchos inversores han optado por activos seguros como el oro o la deuda de Estados Unidos. Ahora observamos que en cada corrección del mercado, los inversores aprovechan la oportunidad para entrar.
María Gómez