El ojo humano funciona de forma parecida a una cámara de fotos, es decir, mediante un sistema de lentes -la córnea y el cristalino-, enfoca la luz procedente de los objetos en la retina. Se llama defecto refractivo a la alteración ocular que provoca que la imagen no se enfoque exactamente en la retina, produciendo visión borrosa, que, normalmente, puede corregirse interponiendo una lente en la trayectoria de la luz. 

Tal y como explica el doctor Carlos Palomino, Jefe de Servicio de Oftalmología de Olympia Quirónsalud, es posible eliminar esos defectos mediante la cirugía refractiva. “En concreto, con láser Excímer, es decir, a través de técnicas de superficie como es la PRK (Photorefractive Keratectomy) o mediante la técnica LASIK (Laser Assisted in Situ Keratomileusis)”.

Según el oftalmólogo, técnicamente, la cirugía PRK es sencilla. Se trata de retirar el epitelio superficial con un instrumento delicado y, a continuación, aplicar el láser Excímer directamente sobre la córnea. “Después de la intervención, ponemos una lente de contacto terapéutica durante cuatro o cinco días para que el paciente no tenga las sensaciones de roce del globo ocular con el tratamiento del láser y que tenga las mínimas molestias posibles”, añade el doctor Alfredo Castillo, también jefe del servicio de oftalmología del centro médico-quirúrgico Olympia Quirónsalud.

En el caso del procedimiento LASIK, “se utiliza una gota de colirio a modo de anestesia. La operación dura cinco minutos por cada ojo, realizándose uno a continuación del otro. La técnica es indolora y el paciente se va a su casa pudiendo ver,  sin llevar los ojos tapados, y al día siguiente está haciendo su vida normal”, apunta el especialista.

Como ocurre con cualquier intervención quirúrgica, la cirugía refractiva también puede conllevar alguna complicación a lo largo del postoperatorio, pero son intervenciones “de riesgo prácticamente inexistente, en las que todo lo realizamos con láser. Están súper medidas y tremendamente controladas”, asegura el doctor Alfredo Castillo.

Ambos doctores comenzaron a aplicar estas técnicas en 1993, con el primer láser Excímer en Madrid, aportando mejoras a las ya existentes y habiendo realizado, entre los dos, 30.000 intervenciones, aproximadamente. “Esto genera una gran confianza al paciente al estar en manos expertas”, concluyen los oftalmólogos.