Si usted es un inversor pésimo, el problema no está en sus habilidades a la hora de encontrar los valores adecuados, su capacidad para leer los estados financieros de una compañía, ni tampoco en las comisiones que paga. En opinión de Joe Huber, de Huber Capital Management, el problema es “su cerebro”.

La mente humana cuenta con "rasgos" de gran utilidad a la hora de sobrevivir, pero son perjudiciales cuando se trata de tomar decisiones de inversión acertadas. Así las cosas, Huber ha elaborado una lista con las cinco formas en las que su cerebro están “matando” su cartera:

- El sesgo de trading. El tipo de inversor que uno sea influye en gran medida en el éxito a la hora de invertir. Por ejemplo, los “cazadores de gangas” tienen a comprar acciones demasiado pronto y a venderlas antes de tiempo.

- El efecto “reciente”. Muchos inversores cometen el costoso error de creer que lo que pasa en el presente continuará en el futuro, y van más allá al extrapolar situaciones actuales como predicción de lo que está por venir.

- La falacia del hundimiento. La creencia en que un valor que ha sufrido importantes pérdidas se recuperará es una de las más peligrosas para los inversores. A veces, es mejor “cortar por lo sano” y seguir adelante.

- El exceso de confianza. El actual mercado alcista está llevando a muchos de los inversores más jóvenes a una falsa sensación de seguridad y a tomar riesgos innecesarios ante la creencia de que sabrán cuándo deben salir del mercado.

- La teoría de la perspectiva. Si los inversores pierden un 10% en el mercado están mucho más enfadados de lo que contentos que estarían si hubieran ganado un 10%. La reacción unánime ante la información positiva y negativa lleva a los inversores a conclusiones erróneas sobre sus decisiones y movimientos.

S.C.