El cuadro macro de Asia es uno de los más positivos que se pueden ver a nivel global. Una región liderada por China, que fue la única gran potencia que creció en 2020 y que este año podría repetir en el podio con crecimientos estimados del 8%. Un potencial que arrastrará al resto de la región asiática. Desde Fidelity, Domingo Barroso apunta dos factores que son positivos para la región. “Uno es el dólar débil, que nos seguirá acompañando y además, si miramos los datos de crecimiento de beneficios de las compañías hablamos de tasas de crecimientos del +20% no sólo en China sino en Corea, Singapur o la región del Sudeste asiático”.
Todo ello apoyado en la demografía, que es un factor estratégico y estructural, y el consumo. Uno de los factores que ha querido desarrollar China a través del decimocuarto Plan Quinquenal - hoja de ruta que marcará el futuro del país hasta 2025 y cuya versión definitiva se aprobará este mes de marzo - es el despliegue del consumo interno del país. Un plan que deja claro que “no se trata de crecer por crecer sino de intentar tener un crecimiento más sostenible y aprovechar al máximo el volumen poblacional”, asegura Bruno Patain, Country Head Eurizon AM.
Porque si algo subyace de todo esto es que China quiere ser independiente a toda cosa. Muestra de ello es que a finales de noviembre de 2020 se firmó el mayor tratado de libre comercio del mundo entre 15 países de la región de Asia Pacífico, el RCEP (Asociación económica integral regional). Un acuerdo que supone un golpe encima del tablero geopolítico pues reúne a 15 países “que suponen más de 2.200 millones de habitantes, el 30% del PIB mundial pero lo más relevante es que China ha dado la vuelta a las negociaciones con EEUU para crear una zona de libre comercio intentando reducir el 92% de los aranceles”; dice Barroso, lo que posiciona a China como líder geopolítico.
Una buena noticia para seguir desarrollando el modelo de China que “puede ser considerado una ínsula en el sentido de que antes la economía china era muy dependiente del exterior, tanto para su cadena de valor como exportaciones y, cada vez más, crea un mercado y está poniendo las bases para que el consumo interno (1.400 millones de personas) sea el motor de ese crecimiento tan continuo”, asegura Pablo Moreno, de Aberdeen Standard Investment.
Seguirá la guerra con EEUU por la supremacía tecnológica…aunque con criterios comunes en sostenibilidad
Un potencial que EEUU está intentando frenar a toda costa. Trump impuso aranceles y restricciones al comercio de productos chinos mientras que Biden, aunque se anticipaba como un candidato más proclive a negociaciones, todavía mantiene los aranceles anticipando que la guerra tecnológica a largo plazo y la cadena de suministro actual se prolongarán en el tiempo haciendo que la nueva normalidad sea esa tensión enmascarada de una guerra tecnológica.
Una guerra que es estratégico – defensiva donde “EEUU está intentando protegerse de un nuevo gigante. Si bien es verdad que podemos hablar de que seguirán compitiendo, creemos que por otro lado colaborarán en ciertas cosas – en tema de sostenibilidad están conversando para la Cop 26 – así que por un lado competencia clara por mercados y tecnología pero con criterios en común, como es la sostenibilidad”; asegura Patain.
“China ha demostrado en diferentes sectores de la innovación y la tecnología que son líderes y que están ganando a EEUU. En gestión de datos, IA, 5G le están ganando la carrera pero especialmente por el sistema de China, que es un capitalismo dirigido”. Desde Aberdeen destacan que en la parte de la cadena de valores sectores como el de semiconductores o industrias más ligadas al “going green”, China ha tomado una delantera importante. “El país está en torno al 90% de la producción de la cadena de valor de energía solar, es líder en producción de baterías eléctricas, líder en fabricación turbinas de aerogeneradores….Quizás esa dependencia del exterior no será tan fuerte en los próximos años y de hecho por ahí va su modelo”.
Y será este liderazgo tecnológico el que haga que las mayores inversiones del país se focalicen en infraestructuras que permitan que el país sea líder en tecnologías de próxima generación. Desde Eurizon estiman que “en 2025 China se habrá convertido en una superpotencia de alta tecnología con un objetivo de que más del 80% de las empresas chinas estén conectadas con banda ultra ancha. El país tiene el mercado de robótica más grande del mundo y la Inteligencia Artificial representará 150.000 millones de dólares en la próxima década”. La región sabe que “la innovación viene de distintas vías que afectan a la parte industrial, sostenible y de consumo. Sin olvidar que son casi 1.000 millones de usuarios actuando en internet, a través del móvil, comprando…. con lo que la tecnología irá a sectores muy amplios del estilo de vida, desde la salud, cómo consumen el ocio y la educación. La innovación es transversal y cubrirá diferentes sectores para hacer un país más sostenible, eficiente, productivo y más verde”.
Y es que aunque Asia tiene claro que la forma de seguir creciendo es invirtiendo en este tipo de infraestructuras no se pueden obvias las infraestructuras tradicionales. Más sabiendo que actualmente 7 de las 10 mayores ciudades del mundo son asiáticas “con lo que tendrán que seguir invirtiendo en obras de ampliación de puertos, ferrocarriles, aeropuertos además de escuelas, colegios, hospitales…. Y además las inversiones en infraestructuras desde la cadena d valor que fomentarán el crecimiento de proveedores de materiales - cementos, gases industriales - pasando por procesos industriales - para hacer motores eléctricos - y además la cadena de operadores de redes”, admite Moreno.
Planes sostenibles centrados en el cambio climático
Una región donde la tasa de urbanización es del 60% - frente al 80% de los países desarrollados – y tiene claro que si quiere incrementar su consumo tiene que seguir incrementando la tasa de urbanización, seguir llevando a las personas de clase baja a clase media y del campo a las ciudades porque es la forma de crear riqueza y consumo. Y esto tiene una contrapartida: la contaminación. “China sabe que su modelo de crecimiento está generando muchos residuos y creo que su política de sostenibilidad – basada en la promesa de ser “Net0” de Carbono en 2060 – estará enfocada en la gestión de residuos y en hacer más sostenibles su crecimiento y ciudades. El país habla de las tres R, reducir (consumo), reutilizar y reciclar”, admite el experto de Fidelity.
Unas medidas que tendrán implicaciones en los planes de gobiernos y en las propias compañías, cada vez más escrutadas por los inversores institucionales. Desde el sector creen que una vez que consiga sus objetivos en materia medioambiental “se centrará en mejorar el gobierno corporativo de las compañías. Para Aberdeen es fundamental y creemos que para eso es importante el tema del engagement y es más fácil si tienes presencia física allí. Visitar a las compañías y tener comunicación fluida es muy necesario porque se pedirá que abran los libros y de hecho están muy proactivos en ese sentido”. Por último, el tema social habrá que tenerlo en cuenta “en estos países en los que había temas controvertidos y seguirá vigilándose. Si en alguna zona del mundo es clave el ESG es en esta y eso hará que los flujos sean cada vez mayores y se exija ese requisito para intentar encontrar un mundo mejor”, asegura Moreno.
Un cambio de rumbo que hará que se cierre el gap que existe actualmente entre mercado y economía. China es la segunda economía y el segundo mercado de valores del mundo, con una capitalización superior a los 10 billones de dólares. Y sin embargo, las acciones de la Clase A solo representan el 0,6% del índice MSCI All Countries World. A nivel índice de renta variable “China tiene un peso muy pequeño y solo por razones técnicas habrá más flujos en sus activos financieros porque estas compañías que innovan y tienen el apoyo del gobierno (semiconductores, 5G, energías renovables, vehículos eléctricos, consumo discrecional e incluso salud privada ) no sólo tienen potencial sino que cada vez habrá más, lo que atraerá mayores flujos”, dice Patain. Algo que ya se está viendo.
China tiene claro que tiene que abrir su mercado de capitales, “lo está haciendo conectando sus bolsas onshre - off shore, intentando capturar más flujo de los inversores extranjeros (solo son el 10% de su mercado de capitales) y tiene que dar más pasos para dar más protección a los inversores y transparencia”, dice Barroso. Desde Aberdeen Standard Investment reconocen que “al calor de la reducción de la cuotas del stock conect (que inversores de fuera inviertan en el mercado local) se están logrando v arias cosas positivas: reducir la volatilidad y el concepto de casino de las acciones Clase A (perfil más institucional y menos retail), además están creciendo los flujos porque es un mercado donde la gestión activa aporta valor al ser un mercado difícil y desconocido”.
Un mercado que se ha visto favorecido por la obligación del inversor chino a participar en el mercado local lo que apoya “tanto la renta variable como la renta fija. Pero China sabe que esto no lo puede mantener para siempre y que teine que permitir a sus inversores invertir en los activos que quieran. Por lo tanto, esto implica flujos que saldrán del país y para eso hay que tener flujos que entran por eso está haciendo esfuerzos desde el stock connect y otras plataformas que permitan una mayor entrada de flujos internacionales”, argumenta el experto de Eurizon.
Y de hecho, uno de los pilares del investment case en China es el fomento de las políticas del gobierno para que los chinos vayan pensando en constituir sus propios fondos de pensiones, lo que a su vez redundará en mayores flujos tanto de renta fija como de renta variable.
Actualmente, casi el 50% de la riqueza de los hogares chinos está en real estate frente la 10% que supone el equity. “El margen que hay para crecer es muy fuerte. Además, el gobierno no quiere seguir creando burbujas en algunos activos y el real estate es uno de los que les preocupa por lo que tiene que comenzar a trasvasar la riqueza de los hogares para que pasen de invertir en inmobiliario hacia activos más líquidos. Y eso unido a la creación de un plan de pensiones nos hace ser muy optimistas sobre este mercado”.
Además, está la divisa. El renminbi apenas está presente (2%) en los intercambios mundiales y hay muchas razones para pensar que cada vez cogerá más sitio. Primero por un tema de orgullo, dice Patain, pero sobre todo porque los bancos centrales de Alemania o Francia están comprando esta divisa como moneda de reserva. Si Europa quiere salir de esta situación como lo hizo Japón “con un desafío en las pensiones y envejecimiento de la población una opción es vender euros e invertir en activos con rendimiento, emergentes o China. Solo este hecho apoyará la divisa. Incluso se pueden mencionar las políticas del BoJ, BCE o FED imprimiendo dinero a niveles nunca vistos, algo que no está haciendo China, y solo por eso en los próximos años sus divisas perderán fuerza mientras que el renminbi no lo hará”.
Además, si quieren mantenerse como divisa de referencia a nivel global, mantener la atracción de capitales y que sus mercados internacionales se vean serios “ya hemos visto declaraciones comprometiéndose a que no puede haber gran volatilidad en la moneda. Y la realidad es que si la comparamos con otras emergentes probablemente sea de las que menos volatilidad haya tenido en los últimos años”, dice Moreno.
Tres titulares sobre el futuro del gigante económico
Pablo Moreno (Aberdeen SI): “Asia Pacífico cumple su mayoría de edad. Se habla mucho de emergentes por valoraciones pero ahora ya tienen un crecimiento bueno con una macro más limpia y probablemente, siendo selectivos, con una micro con mejores balances, cuentas de resultados y perspectivas de crecimiento que los desarrollados”
Bruno Patain (Eurizon) : “Un nuevo sol. Estamos acostumbrados a tener EEUU que lidera tanto el mundo emergente como el desarrollado. China cada vez más lidera el emergente y en nuestro universo económico está apareciendo un nuevo sol”.
Domingo Barroso (Fidelity): “El nuevo paradigma lo marca china basado en tres pilares: consumo, sostenibilidad e innovación. Ese es el nuevo paradigma de crecimiento que liderará China y que seguirán muchas economías”.