Tras observar la desaceleración del crecimiento durante un largo periodo de tiempo, ¿se estabilizará China este año? Hay algunos indicadores que apuntan a que está en marcha un ajuste estructural: los servicios ahora representan más del 50% del PIB de China y están disfrutando de un crecimiento anualizado de más del 8%. Los servicios y el consumo están gradualmente imponiéndose a la inversión y las exportaciones. En términos cíclicos, las actividades industriales, como el acero o el cemento se están viendo todavía lastradas por la desaceleración de la construcción como consecuencia del aumento de viviendas vacías. Los esfuerzos del Gobierno para estimular la inversión –en el sector público, así como entre grandes grupos de transición energética y transporte- están aportando un sólido apoyo y hay un impulso claro, ¿pero será efectivo a la hora de estabilizar la economía?
La estabilidad económica es el mayor desafío para China, pero también es un asunto clave para la economía global. El periodo en el que China crecía al 8% y al 10% ha quedado claramente atrás y las importaciones de productos básicos crecerán menos que el PIB real debido a los cambios estructurales. Aun así, las importaciones del país se beneficiarán de cualquier estabilización en el sector industrial chino. Y una nueva disciplina en la producción de materias primas, incluso si es temporal, equilibrará a tiempo la oferta y la demanda y con ello los precios, un desarrollo clave para los países emergentes.