- Entiendo que usan el análisis fundamental de ratios a la hora de seleccionar compañías… ¿Cómo es el análisis no financiero que hacen?
Invertimos en toda la cadena de valor de las empresas y en una larga lista de compañías de tecnología ligadas a la descarbonización, como las energías renovables, los vehículos eléctricos, la automatización agrícola, las plataformas de segunda mano o usos alternativos… que son tecnologías que tienen un potencial muy importante para reducir la huella de carbono y proporcionan un cambio radical en comparación con las tecnologías tradicionales. En Fidelity hemos calculado que si adoptáramos todas estas tecnologías de descarbonización a nivel mundial desde ya la huella de carbono global se reduciría más de un 80%, pero necesitamos adoptar estas tecnologías de una forma rápida y para ello es necesario el apoyo de los inversores para reducir el coste de capital, escalar la tecnología y acelerar su puesta en marcha.
- ¿Qué les piden a las compañías para formar parte de este fondo?
Cuando buscamos empresas lo primero en lo que nos fijamos es en la exposición que tienen a procesos de descarbonización. Nos fijamos en compañías que cuenten con una exposición del 20% de sus ingresos a nivel de la compañía o un 60% a nivel del fondo. Son métricas muy conservadoras que nos dan una primera aproximación respecto al crecimiento o la creación de valor que son métricas significativamente mayores. Este es el primer paso, después nos fijamos en las temáticas con las que construimos nuestro universo de inversión de aproximadamente 700 grandes cotizadas. Normalmente buscamos compañías en subsegmentos o industrias donde hay altas barreras de entrada y las compañías pueden generar rentabilidades elevadas debido a su escala, a su liderazgo tecnológico o su innovación porque creemos que es la mejor manera de invertir a largo plazo.
- Invierten en temáticas como los vehículos eléctricos, el hidrógeno verde, los vehículos autónomos, las energías renovables, las redes inteligentes, la automatización industrial y la eficiencia agrícola. ¿Cree que en el corto plazo les puede afectar la inflación y los cuellos de botella de los suministros?
Esta es una pregunta muy interesante y oportuna porque probablemente ya hemos comenzado a ver que la inflación se basa en parte por el aumento de los precios de la energía. Esto no está relacionado con la descarbonización en principio, sin embargo el inversor centrado en sostenibilidad y ESG tiene un papel clave porque las empresas cada vez van a estar menos dispuestas a invertir en tecnologías tradicionales que emiten altas emisiones de dióxido de carbono.
Al mismo tiempo, cuando la demanda de nuevas tecnologías se acelera tan rápidamente la oferta tiene dificultades para ponerse al día, por lo que necesita tiempo y en ese contexto pueden producirse momentos como los que estamos viendo ahora. Estoy segura de que esto se va repetir en el futuro, donde el desajuste de la oferta y la demanda debido a la aceleración extremadamente rápida de la demanda supone un foco de inflación. Para que la inflación que vemos ahora llegase a ser estructural sería necesario que la oferta no pudiera alcanzar esa demanda a largo plazo, pero no creemos que este sea el caso. No creemos que haya un riesgo de inflación estructural, aunque es cierto que hay un entorno de subida de precios.
- Usted sostiene que descarbonizar activamente, y no evitar las emisiones, es la solución para alcanzar las cero emisiones neta de carbono en 2030. A simple vista lo normal es pensar que tendría más sentido evitar las emisiones de raíz. ¿Puede explicarnos por qué piensa así?
Con nuestra forma de invertir buscamos respaldar las tecnologías que pueden ayudarnos a obtener cero emisiones de dióxido de carbono en el futuro. Hay sectores emisores de CO2 como las eléctricas, las compañías industriales y de materiales básicos, pero no podemos vivir en un mundo sin el servicio que brindan estas empresas y este es exactamente el tipo de compañías que necesitan transformarse. Así que lo que queremos decir es que estamos invirtiendo exactamente en aquellas empresas que están en proceso de cambio hacia la adopción de nuevas soluciones. Creemos que hay dos formas de tener un impacto muy significativo en la descarbonización de la economía: presionar a las empresas para que reduzcan su propia huella de carbono en sus propias operaciones y la segunda es impulsar las tecnologías más innovadoras para reducir el coste de la tecnología. Ambas tienen impacto y la primera tiene sentido, sin embargo, creemos que tiene un impacto ligeramente menor porque se dirige sólo a las empresas cotizadas, por lo que se trata de inversores que presionan a las empresas que cotizan en bolsa para reducir su huella de carbono, mientras que la otra forma permite que el coste de la tecnología se reduzca para todos, ya sean empresas cotizadas, no cotizadas o del sector público. Por lo tanto, creemos que invertir en tecnologías de descarbonización tiene un impacto significativamente mayor que presionar a las empresas para que reduzcan su propia huella de carbono.
- Los cambios normativos siempre pueden afectar a la viabilidad de las actividades económicas, y más en una temática como esta, en la cual la innovación y tecnología juegan un papel fundamental. ¿Cómo integra esta variable, que es un riesgo pero también una oportunidad, en su proceso de inversión?
Esta es una gran pregunta. Cuando miramos la historia de algunas de las tecnologías de descarbonización, como el caso de las renovables hace años veíamos que era una fuente de energía más cara que la generación térmica, basada en subsidios para su expansión y que el recorte de los subsidios por parte de un país supondría el colapso del sector, ya que algunas de esas inversiones fueron muy malas. Sin embargo, lo que nos encontramos hoy en día es que bastantes de esas tecnologías renovables ya se han escalado de manera tan significativa que el coste es menor que el coste de las fuentes de energía tradicionales, como la generación térmica. Si tomamos los vehículos eléctricos como otro ejemplo de tecnología de descarbonización, se están expandiendo mucho pero siguen siendo más caros que los vehículos de gasolina, pero manteniendo las ayudas de ahora en dos o tres años el precio será similar. Algunas de estas tecnologías están en el punto en el que el apoyo regulatorio es necesario para que sea viable y hay pocas tecnologías en las que todavía no necesitamos ayudas. Por ejemplo, el hidrógeno es una tecnología que está en una etapa muy temprana, es muy costosa y pero va a ser una tecnología realmente invertible. Necesitamos que los costes bajen, pero hay muchas otras tecnologías en las que nos fijamos que están creciendo gracias a la inversión propia de las compañías. En el debate entre eliminar subsidios o reducirlos, diría que la regulación es más favorable en los últimos años a seguir apostando por estas tecnologías con la evidencia del avance del cambio climático en todas partes. Los políticos están actuando más rápido, están impulsando los objetivos de descarbonización, están aumentando las ayudas públicas y están incrementando los vientos de cola detrás de esas tecnologías de descarbonización.
- En el fondo infraponderan EEUU y Japón frente al índice de referencia MSCI ACWI Index, ¿fruto del ‘stock picking’ o no ven tanto potencial en las empresas de estos países?
El fondo Fidelity Funds - Sustainable Climate Solutions Fund es un fondo global diversificado que invierte en muchos sectores y geografías diferentes. No tenemos objetivos para la asignación de capital por países y no nos centramos en temas macroeconómicos, de hecho no sobreponderamos ni infraponderamos países en función de variables macroeconómicas. Nuestra asignación a diferentes países depende completamente de los fundamentos de la tecnología y de los fundamentos de las compañías, por lo que la razón para estar infraponderados generalmente es porque no podemos encontrar esas ideas favorables en esos países y regiones que difieren significativamente en términos del panorama regulatorio y en términos de ser favorables o no a una tecnología. Europa, por ejemplo, ha estado a la vanguardia en impulsar tecnologías con bajas emisiones de dióxido de carbono, China lo está haciendo bastante bien y EEUU se está poniendo al día con el presidente Joe Biden, pero todavía tiene algo de trabajo por hacer como demuestra el precio de las acciones de este país y su todavía lenta evolución.