En un reciente informe publicado por los expertos de la firma de inversión, se calcula que la reforma fiscal de Estados Unidos podría incrementar en un 10% los beneficios por acción de las cotizadas de ese país este año. Además, consideran que esta medida podría incrementar el crecimiento del PIB en un 0,3%-0,4% entre 2018 y 2019 y elevar el déficit del país en 1,5 billones de dólares en diez años.
Para estos expertos una de las cuestiones que habrá que tener en cuenta este ejercicio es la evolución de la inflación. Aunque no se esperan fuertes crecimientos, sí es cierto que nadie descarta que si los precios exhibieran mayor presión de la que se espera se podría producir un fuerte despunte de los tipos de interés de los bonos. Por eso en la firma se mantienen cortos en tipos americanos.
Sin embargo para la firma de inversión, el elemento más importante de los próximos doce meses será la reducción de la liquidez en los mercados que va a provocar la salida de los programas QE de bancos centrales como el europeo. El camino está siendo muy gradual y esperado por los mercados y por eso ellos no creen que en un escenario central, esta situación vaya a ser muy disruptiva para las bolsas. “Pero estamos entrando en un nuevo territorio así que todas las consideraciones tienen que ser tratadas con mucha cautela”, afirman.
Ellos prevén que la subida de la inflación será gradual y ven el treasury americano a 10 años en 2,9% y el bund en 75 puntos básicos lo que “no será suficiente para causar problemas a los mercados”, afirman.
Todo indica, dicen estos analistas, que todavía es demasiado pronto como para señalar el fin del mercado alcista actual.
En este entorno, en BofA Merrill Lynch apuestan por la bolsa. Es decir, no están haciendo cambios en sus posiciones largas con respecto al año pasado. Indican que todas las regiones lo hicieron mejor que el S&P 500, si se compara en dólares –no en monedas locales-. “El S&P 500 se aceleró significativamente a finales del año por la reforma fiscal. Es difícil saber cuánto de todo esto ya está descontado, pero nosotros estamos contentos manteniendo nuestras posiciones fuera de Estados Unidos de nuevo en 2018 porque es una forma de aprovecharnos del crecimiento global”, dicen en la firma. Añaden que “si nuestros estrategas de divisas no se equivocan y en el dólar rebota, podemos ver algo diferente a lo visto el año pasado”, señalan.
Ellos esperan que cualquier estabilidad del euro pueda hacer subir la bolsa, al contrario de lo ocurrido el año pasado tras la victoria de Macron en Francia.
“El riesgo para nuestra asignación de activos es que la reforma fiscal no esté completamente en precio y el mercado americano de renta variable continúe subiendo. De la misma forma, si el dólar no rebota tal y como esperamos y en su lugar se aprecian el euro y el yen, esto podría pesar en moneda local en estos mercados".
En Estados Unidos siguen apostando por los bancos, ya que creen que la reforma fiscal todavía no está totalmente descontada. Además, también se verán beneficiados por la subida de los tipos de interés, señalan. Los analistas de la entidad financiera dan al sector un potencial de un 30% desde los niveles actuales fundamentalmente por los efectos positivos que tendrán sobre estas entidades la desregulación.