Así pues, prefiere estar paciente para ver cuáles son “las políticas de Trump antes de las elecciones y las políticas de Trump después de las elecciones en términos de cómo pueden conjugarse”.
Gross dice que su elección se entiende al igual que el Brexit por un “mensaje de populismo frente a un entorno de globalización”. Algo que puede explicarse cómo en el Medio Oeste estadounidense con Wisconsin y Minnesota se obtuvieron resultados que favorecieron mucho más de lo habitual al candidato republicano.
Ahora, según Gross, la pelota también pasa a manos de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal. En su opinión, hay que ver cuál es ahora “la política monetaria que lleva a cabo la fed y si Yellen es la persona en la que confía Trump para que la lleve a cabo”.
Sobre los bonos estadounidenses, en términos de diez y 30 años, asegura que “la curva se está acentuando significativamente hoy, en el extremo largo, debido al gasto potencial del déficit por la nueva administración”. Sin embargo él sería prudente porque “es un mercado global en términos de bonos, y hay otros bancos centrales”. Por ejemplo, el banco central japonés básicamente “ha fijado (ph) sus propios 10 años a cero puntos básicos y está cerca de ese nivel ahora”.
Los inversores japoneses pueden vender sus JGBs y comprar tesoros a una cobertura de divisa de spread decente, “ahora probablemente alrededor de 40 o 45 puntos básicos”. Si esa curva se ensancha, “entonces el bono a diez años en los EE.UU. tiene un tapón, por así decirlo”.
Gross cree que es probablemente alrededor “del dos por ciento”. Cualquier cosa superior al dos por ciento, “será tan atractiva para los inversionistas globales que se moverán a los tesoros y de las cerdas jóvenes y de los JGB y de los Bunds alemanes”.