A pesar de la incertidumbre en los mercados, el apetito por el riesgo ha vuelto con fuerza, especialmente en Europa; en este sentido, el índice Euro Stoxx 50 ha subido un 9,5%, superando ampliamente a algunos referentes de Wall Street.
Lo más llamativo, por tanto, es la fortaleza de Europa, que, a pesar de los aranceles impuestos por EE.UU. a sectores como el acero, aluminio y energías renovables, ha logrado minimizar el impacto. Mientras China responde con aranceles a productos clave como el gas y el petróleo, la Unión Europea se mantiene en una postura expectante. Sin embargo, es probable que EE.UU. dirija su atención a la Eurozona, dado su déficit comercial con el bloque.
El panorama de beneficios para el cuarto trimestre también muestra un contraste significativo entre Estados Unidos y Europa. En Estados Unidos, el consenso prevé un crecimiento del beneficio por acción (BPA) de un 14,9%, mientras que en Europa se espera un crecimiento mucho más modesto de solo un 1,1%. Además, y aunque las estimaciones para Europa han mejorado en el último trimestre, los analistas ven un futuro incierto, con expectativas de que el crecimiento en Europa se desacelere en los próximos meses.
¿Por qué siguen subiendo entonces los mercados? El optimismo hacia Europa parece estar basado en una posible política monetaria más flexible del BCE, que podría recortar tipos tres veces en 2025, mientras que en Estados Unidos solo se prevé un recorte. Sin embargo, las tensiones políticas en países clave como Francia y Alemania podrían poner en riesgo la estabilidad de la zona euro. A pesar de los esfuerzos de Macron por impulsar la inteligencia artificial y la innovación, la situación política interna sigue siendo compleja, lo que podría limitar el potencial de crecimiento en la región.
El mercado sigue expectante ante los próximos movimientos de Trump y su política proteccionista, lo que podría alterar el rumbo de la economía global en los próximos meses.