En este sentido, “resulta especialmente relevante la agenda verde de Biden, que ha planteado la descarbonización del país para 2035”, aseguran fuentes de Banco Sabadell. Por su parte, el anuncio de China de su intención alcanzar la neutralidad en carbono en 2060 se ha considerado como histórico, ya que supone el primer compromiso con un objetivo claro de descarbonización por parte del país. Si China extiende este objetivo a todos los países emergentes (gran parte de África) implicados en su proyecto One Belt One Road, el giro en la defensa del medio ambiente a nivel global podría ser muy ambicioso. En todo caso, su influencia sobre otros países emergentes más importantes, como Brasil o India, podría ser más compleja.
La UE pretende tener un papel de liderazgo en materia de economía verde. El Plan de Finanzas Sostenibles presentado en 2018 y el Pacto Verde Europeo han establecido la hoja de ruta para canalizar las inversiones e involucrar al sector financiero en la transición a una economía sostenible. Además del propio impulso endógeno, amplificado por el notable peso de las políticas verdes en el Fondo de Recuperación Europeo, la UE puede utilizar su gran influencia geoeconómica; por ejemplo, a través de su política comercial. En este sentido, la UE ha señalado su intención de incluir aspectos verdes en sus acuerdos de libre comercio, imponiendo el cumplimiento de estándares medioambientales para dar un acceso preferencial a su mercado doméstico. El sector financiero tiene, en opinión del Banco Sabadell, “un papel singular en la transición a una economía sostenible”, ya que su responsabilidad es doble. Por un lado, “debe atender a todo lo que implica la sostenibilidad corporativa, de una manera holística, y establecer planes de acción para la adaptación de las entidades”. Y, por otro lado, “debe ser una palanca para la transición del conjunto de actores y agentes de la economía: acompañar esta transición, financiarla y enfrentar los riesgos que entraña para el sistema”.
La propuesta española se sitúa en consonancia con los objetivos establecidos por Europa a 2030. “Es difícil -dicen las mismas fuentes- que fuese de otra manera, puesto que dichos objetivos tienen su origen en otros compromisos de mayor alcance internacional -como el Acuerdo de París de 2015 y la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas- y los socios de la UE tienen la obligación de presentar estrategias de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático de conformidad a estos parámetros comunes”. Naturalmente, “esto no quiere decir que los diferentes planes nacionales no alberguen diferencias en algunos aspectos o que la velocidad de la ejecución de las estrategias haya de ser homogénea entre los distintos países”. Ni siquiera garantiza que se alcancen los propios objetivos, como muestran las evidencias de incumplimiento en esta materia en diferentes planes precedentes (en el caso de España, por ejemplo, algunos objetivos previstos por el PANER nunca llegaron a cumplirse en tiempo y forma). Cabe resaltar en este sentido que el plan español es especialmente ambicioso en sus objetivos en relación con los presentados por sus homólogos europeos, en particular en lo que se refiere al crecimiento de la energía renovable. De alguna forma pretende situar a España a la vanguardia en la lucha contra el cambio climático en el seno de la UE. Ahora bien, “el éxito en el cumplimiento de estos compromisos queda supeditado en buena medida al sector privado, en cuanto será necesario movilizar un volumen de inversión significativamente superior al que por sí solo podría disponer el sector público”. Es cierto, no obstante, que los fondos del plan de recuperación europeo pueden suponer un importante apoyo, acelerar la llegada de inversiones y en definitiva reducir la probabilidad de incumplimiento. Por ello resulta indispensable que España minimice el riesgo operativo de ejecución de los mismos, puesto que brindaría una buena dosis de confianza al entorno. En este escenario, las autoridades pretenden que el sector financiero se convierta en el puente que permita acelerar el proceso de transición energética y que, al mismo tiempo, este constituya una oportunidad de negocio para el sector.
Para el Banco Sabadell, la transición a una economía sostenible es tan transversal y disruptiva como lo pueda estar siendo la digitalización. De hecho, son los principales pilares sobre los que descansa el plan de recuperación y condicionan la recepción de los fondos europeos asociados al programa Next Gen EU. “Los bancos podemos tener un papel determinante a la hora de agilizar, canalizar y amplificar el impacto de estos fondos en el sector privado y contribuir con eficacia a su uso eficiente”. Además, “tenemos un rol en alentar y asesorar a las empresas en su transformación para acceder a los fondos, mediante la identificación de proyectos susceptibles de recibir ayudas e integrarse en planes transversales de otros sectores, el cribaje de proyectos con criterios técnicos, la ejecución operativa y la evaluación del impacto en estas dimensiones, de sostenibilidad y modernización tecnológica. “Nos acredita nuestra experiencia acumulada en los últimos años por las exigencias regulatorias de análisis y seguimiento de ambos fenómenos”. En la entidad bancaria están trabajando en una doble dirección. Por un lado, “en adaptar la organización y nuestras acciones a prácticas sostenibles, con objeto de desplegar los Principios de Banca Responsable y los ODS. Por otro lado, “en adecuar el negocio y los equipos a este nuevo vector, buscando soluciones para los clientes, productos de ahorro o mecanismos de inversión, entre otros aspectos. El foco en este segundo pilar es -por tanto- el cliente. Una estrategia que es central es el Plan de Finanzas Sostenibles, aprobado en febrero de este año por el Consejo y que establece las acciones a adoptar para poder contar con un mapeo del stock, la adopción de acciones para reducir los riesgos físicos y de transición de la cartera, y la mejora del reporting de información climática, así como la instauración de una gobernanza adecuada en la organización. Además, actualmente ofrecemos financiación con finalidades sostenibles a firmas y particulares, destinada a la adquisición de inmuebles con eficiencia energética, reformas para eficiencia energética e instalaciones de energías renovables, renovación de instalaciones y maquinaria, renovación de electrodomésticos y compra de vehículos ECO y cero emisiones.