Precisamente 2007 fue el año en el que la mayor parte de estas acciones tocaron máximos históricos. La explosión de la crisis financiera agudizó los problemas de unas empresas con unos niveles tan elevados de apalancamiento que el desplome en bolsa estaba descontado. Si Inmobiliaria Colonial caía desde 570 euros, Quabit –la antigua Afirma- lo hacía desde 70 o Metrovacesa desde unos 50 euros. (ver gráfico)
Francisco Salvador, director de FGA MG Valores cree que no hay casualidades y cree que pese a que los mercados sean ineficientes no lo son tanto como para llevar a las compañías por debajo del nivel del euro sin motivos.
En el caso de las cotizadas relacionadas con el ladrillo reconoce que en su casa recomiendan a sus clientes mantenerse fuera ya que se trata de empresas con un fuerte nivel de endeudamiento, muchas de ellas en complejos procesos de reestructuración. “Además, pensamos que seguirán así mucho tiempo”, asegura Salvador. “En España no va a haber una mejora ni en la actividad de promoción, ni en la de venta de viviendas”. El experto cree que como el resto de las cotizadas españolas, la capitalización de estas sociedades está muy penalizada por un cúmulo de incertidumbre - la macro, sistema financiero y nivel país-. Por eso, afirma, hay que tener cuidado con este tipo de compañías ya que “los inversores huyen, sobre todo, de compañías con problemas” y apunta, “es justo por eso por lo que no han salido de Inditex ni de Grifols, que no van a caer.
Entre estas sociedades más baratas también destacan otras muy relacionadas con la actividad de la construcción. GAM (General de Alquiler de Maquinaria), Inypsa y Uralita. También hay algunas compañías ligadas con la actividad industrial como Tavex o Ercros –que llegó a rozar la cota de los 140 euros- y dos sociedades que estuvieron dentro de la que fue la segunda gran burbuja de la década pasada: las renovables. No son otras que Solaria y Fersa.
Para Francisco Salvador todas ellas comparten una o varias características. “O bien están muy endeudadas o bien pertenecen a un sector con pocas perspectivas”. Y eso es lo que le ocurre, precisamente a Prisa, que comparte estos dos obstáculos para la cotización.
La editora de El País se ha convertido en uno de estos títulos de calderilla y cotiza a un precio en torno a los 40 céntimos. Hablamos, claro está, de precios al cierre de esta edición, ya que debido al efecto “centimeo”, la cotización puede sufrir fuertes fluctuaciones en una sola sesión, ya que un céntimo más o menos supone un alza o baja de la cotización de un 2,5%.
Así, en 2009 la bolsa introdujo en 2009 la posibilidad de que las compañías puedan cotizar con cuatro decimales en un intento por reducir este centimeo, es decir la volatilidad innata de todo este tipo de compañías. Aun así, en el caso de Urbas, por ejemplo, que al cierre de esta edición cotiza a 0,014 euros por acción, un cambio de una centésima supone un alza o un descenso de un 7%.
¿Qué recomiendan los expertos con respecto a este tipo de valores?
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