A pesar de la alegría del mercado durante los últimos días, creo que todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo. Primero porque la crisis del euro sigue sin poder darse por finalizada y, segundo, porque la situación de la economía mundial no es propicia para asumir riesgos. En base a esto, mi recomendación es adoptar un posicionamiento defensivo en las carteras.
Como podemos ver en la tabla adjunta, la distribución por tipología de activo recomendada se compone de un 15% de activos monetarios, un 75% de renta fija y un 10% de renta variable. Se trata de una estructura con una base sólida de liquidez y renta fija, que busca una rentabilidad atractiva en términos de riesgo asumido y que limita la inversión en activos con un alto perfil de riesgo (tan sólo un 17% entre activos bursátiles y renta fija high yield).
Tabla 1. Estructura de activos recomendada y comparativa con distintos perfiles de riesgo
Fuente: Elaboración propia.
Para materializar la inversión en activos monetarios hemos seleccionado el fondo AXA Tresor Court Terme, un fondo que busca obtener una rentabilidad próxima al tipo de interés interbancario a un día que utilizamos como un comodín que nos concede una gran flexibilidad en el actual contexto de alta volatilidad. En renta fija seleccionamos el Schroders ISF Euro Bond, el Carmignac Securite y el Templeton Global Total Return, fondos que invierten en su mayor parte en títulos con calidad investment grade, aunque también de forma reducida en high yield y renta fija emergente (en este caso tan sólo el Templeton), de ahí la ponderación de la cartera recomendada en esta tipología de activos. Por último, elegimos el fondo de renta variable global Pictet Water, fondo defensivo dentro de la categoría y cuya filosofía de inversión consiste en comprar acciones de empresas del sector del agua a nivel mundial con fuerte potencial de crecimiento. En próximos artículos iré explicando con detalle la filosofía de inversión de cada uno de los fondos recomendados.
Gráfico 1. Evolución histórica de la cartera.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Bloomberg.
Tabla 2. Rentabilidad anual de la cartera.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Bloomberg
Aunque la experiencia nos dice que no debemos tener en cuenta rentabilidades pasadas para explicar rentabilidades futuras, el análisis del comportamiento histórico de la cartera nos sirve para comprobar si la evolución está acorde con nuestro objetivo de rentabilidad.
En el gráfico adjunto se puede observar la evolución de la cartera suponiendo una inversión de 100 euros el 1 de enero de 2005. La rentabilidad acumulada desde entonces y hasta la actualidad se aproxima al 40%, con una TAE del 4,3% y una volatilidad del 2,5% anual. Por último, un dato relevante: la cartera perdió tan sólo un 6,1% de máximo a mínimo durante 2008, año fatídico para los mercados financieros por el estallido de la crisis financiera con la quiebra de Lehman Brothers.