La libra sube un 0,7% durante la mañana hasta los 1,16 dólares, después de haber caído durante la noche a su nivel más bajo desde marzo de 2020. El rebote se ve impulsado por la noticia de que la primera ministra entrante, Liz Truss, habría elaborado un plan de 130.000 millones de libras para arreglar la factura energética y evitar una recesión más profunda.
“La noticia parece aliviar en parte las preocupaciones del mercado (que han pesado sobre la libra) de que los recortes fiscales prometidos por Truss acaben empeorando el panorama de la inflación”, explica Francesco Pesole, analista de ING, en una nota.
La moneda británica se ha visto atrapada en una corriente descendente debido al aumento de la inflación y a los temores de una recesión que empañan las perspectivas económicas del Reino Unido. La libra esterlina ha caído casi un 15% este año frente al dólar y encadena ya tres meses consecutivos de caídas frente a su par.
Un indicador técnico sugiere que las ganancias de la libra pueden ser efímeras. A pesar del avance del martes, la divisa sigue en un canal de tendencia bajista frente al dólar, con una resistencia adicional en la línea de tendencia en torno a los 1,20 dólares.
“La libra se enfrentará a una mayor volatilidad en los próximos días, a medida que los planes de política de Truss se esbocen con mayor detalle y se acerque la reunión del Banco de Inglaterra (15 de septiembre)”, explica Pesole. “Si los recortes de impuestos probablemente abogarían por un mayor endurecimiento del BoE, los topes en las facturas de energía podrían reducir el riesgo de recesión y recortar las expectativas de inflación”.
En este entorno, el experto del banco holandés apunta que “será interesante ver cómo el BoE aborda estas políticas”. “Ayer escuchamos algunos comentarios de la miembro del Comité de Política Monetaria Caroline Mann, y los mercados se están acercando a un movimiento de 75 puntos básicos la próxima semana”.
Sin embargo, “parece que la agenda política de Truss es lo que está impulsando la libra en este momento”, mientras que las expectativas de endurecimiento del BoE “están jugando un papel secundario”.
Por otro lado, el cruce del euro y la libra está poniendo a prueba el soporte de 0,8600 y podría seguir retrocediendo, explica el experto.