Buenos días y bienvenidos a la primera conferencia internacional de banca que celebramos cara a cara, o más bien mascarilla a mascarilla, en dos años. Es un placer volver a veros. Bienvenidos a Madrid.
No nos hemos podido ver en persona, pero no significa que el mundo se haya parado.
Las economías se han recuperado, quizá no con la rapidez que esperábamos, pero están creciendo. La gente ha vuelto a la oficina, a viajar. El turismo está aumentando. Estamos volviendo a la normalidad. Una normalidad más incierta, con más deuda, más inflación y problemas en las cadenas de suministro… pero estamos de vuelta.
La Covid ha traído sufrimiento, pero también ha acelerado drásticamente la revolución digital, ha abierto la puerta a políticas económicas y sociales diferentes y nos ha impulsado en el camino hacia una sociedad digital.
Cambio climático
Mirando al futuro, soy optimista. Una de las cosas que nos ha enseñado la pandemia es la extraordinaria resiliencia, el ingenio y la creatividad humanas. Y no hablo sólo de los milagros conseguidos por nuestros científicos. También de cómo nos hemos cuidado unos a otros, con comercios bien abastecidos, e inventando nuevas formas de trabajar que no habríamos imaginado hace dieciocho meses. Los bancos han demostrado que son parte de la solución, no del problema.
Banco Santander concedió de media 1.000 millones de euros diarios de préstamos los primeros meses de la pandemia. Pero soy una persona optimista, que se preocupa mucho. Sobre todo, por el cambio climático que es, por definición, un reto global que requiere una respuesta global. La ciencia sugiere que salvo que hagamos algo rápido, el cambio podría ser irreversible. Ahora son los líderes mundiales quiénes tienen que entender las consecuencias. Tendremos una oportunidad única en Glasgow. Quizá la última oportunidad de mantener vivos los compromisos establecidos en París en 2015: alcanzar cero emisiones netas en 2050.
Movilización financiera – nuestro enfoque
La buena noticia es que el mundo financiero global se está movilizando para apoyar la transición a la economía verde. Como miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance, Santander se ha comprometido a alcanzar las cero emisiones netas en 2050.
Ya hemos fijado nuestro primer objetivo de descarbonización. En 2030, dejaremos de prestar servicios a clientes con más del 10% de sus ingresos procedentes del carbón térmico y eliminaremos toda exposición a la minería de carbón térmico para cumplir con los compromisos de París.
A la vez, estamos financiando la transición verde. Somos líderes globales en financiación de renovables.
Sólo desde 2020, los proyectos de renovables que hemos financiado han creado energía suficiente para abastecer una ciudad tres veces el tamaño de Londres. Lo que demuestra las oportunidades que genera la transición verde.
Estoy muy orgullosa de los pasos que está dando el Santander, pero soy consciente de que, al igual que para nuestros competidores, esto es sólo el principio y lo más difícil de conseguir “Net-zero” está por delante.
Para ayudar a nuestros clientes, personas y empresas, en todo el mundo en esta transición necesitamos datos mejores y comparables. Sobre todo, las empresas necesitan directrices y políticas de los gobiernos que establezcan planes de transición e incentivos para cada sector.
Necesitamos planificación y marcos regulatorios a largo plazo para la transición a bajas emisiones de carbono: incentivos y desincentivos regulatorios claros y coherentes.
Esto requiere que los votantes y ciudadanos entiendan la importancia de la necesidad de estas políticas públicas y que, porque lo entienden, puedan aceptar los cambios que están por venir.
Necesitamos gobiernos que puedan crear redes de seguridad social para aquellos cuyos puestos de trabajo cambiarán o desaparecerán, y políticas que incentiven y ayuden a las empresas a crear los millones de nuevos puestos de trabajo que los sustituyan. Gobiernos que entiendan los nuevos equilibrios de poder en la nueva economía digital para que nos beneficien a todos.
Necesitamos grandes empresas que estén dispuestas a tomar la iniciativa, a ser un ejemplo.
Necesitamos bancos y mercados de capitales que puedan proporcionar la financiación que impulse esta transformación y el crecimiento que traerá consigo. Para eso es fundamental una regulación global que permita financiar la gran transición.
Empezar poco a poco: el foco en el cliente
Nuestra conferencia de este año se centra en grandes temas, como siempre, y como debe ser.
Pero quiero empezar “pequeño”. Estamos en un punto de inflexión. Una de las muchas lecciones que he aprendido trabajando en banca en los últimos treinta años es que la mayoría de las cosas que describimos como grandes transiciones en nuestras sociedades y economías en realidad son la suma de millones pequeñas.
Son cambios en la tecnología o en las expectativas sociales que se manifiestan en las empresas y los hogares, en las vidas de cada uno de nosotros.
Lo que hace que mi trabajo, y el de mis compañeros, merezca la pena es precisamente ser parte de eso. Poder tener un impacto positivo en millones de personas y empresas a las que ayudamos a progresar cuando lo hacemos bien.
Y lo hemos visto con la covid. Detrás de todas las estadísticas sanitarias, de todas las enormes cifras de préstamos, de los miles de millones gastados en mantener las economías con respiración asistida y en desarrollar e implantar vacunas, hay mil millones de historias. Historias difíciles, en los que mucha gente ha perdido mucho, pero también de resiliencia y de cómo salir adelante. Y ese el punto por que el quiero empezar.
Hablando de los hermanos Barrueco, dos emprendedores españoles que han sido capaces de triunfar combinando una buena idea con la visión de cómo crecer su negocio junto a su perseverancia para superar todos los obstáculos con los que se han ido encontrando. Luisa y Francisco Barrueco se hicieron cargo de la empresa de sus padres Marisa y Paco en 1995. Como la mayoría de las pymes, estaban muy pegados a la economía real y cuando en el año 2000 aparece a la vez las vacas locas, se dieron cuenta de que gestionar la retirada de las vacas muertas de las granjas era una necesidad social y una buena oportunidad de negocio. Analizaron el mercado, navegaron las aguas de la burocracia y de los permisos, formaron a sus equipos, adaptaron su flota de camiones y entraron en una actividad nueva para ellos. Esto se llama flexibilidad y reasignación de recursos. En poco tiempo, se convirtieron en una empresa mediana bastante exitosa en el sector. Entonces llegó el momento de crecer y escalar el negocio. Aprendieron que podían hacerlo si dejaban de ser intermediarios entre las granjas y las plantas de residuos. Y decidieron integrar verticalmente sus actividades. Apuntaron alto: crear una empresa que gestionara la mitad de todo el mercado español, más de 250.000 kilómetros cuadrados, con una planta a la vanguardia tecnológica, capaces de desarrollar subproductos con los que ir a mercado, y que operara de manera sostenible. Fueron avanzando, pero … el dinero que necesitaban para financiar el proyecto no acababa de llegar. Y no se rindieron. Un domingo por la mañana, Paco leyó un post que había publicado en LinkedIn en el que decía que teníamos que invertir en emprendedores y PyMEs y cómo en el Santander estamos comprometidos con esta idea, sencilla y justa, de apoyarles. Luisa me escribió y me contó su historia. ¡Paco y Luisa reflejan lo que yo creo! Y es que la gente de este país tiene lo necesario para triunfar: ideas, perseverancia, valor, fuerza, flexibilidad y visión.
El martes a primera hora, nuestro equipo de Fondo Smart estaba cerrando una reunión con ellos. Nuestros equipos trabajaron con ellos y con las autoridades regionales locales de Puertollano. Y sí, financiamos el proyecto. Hoy Paco y Luisa dirigen en Puertollano una de las plantas de tratamiento de residuos animales más avanzadas y sostenibles de Europa. Generando [50] empleos, han dinamizado la economía local, han resuelto un problema de reciclaje muy real… y además ganan dinero. En eso consiste el crecimiento sostenible e inclusivo. En hacer realidad los sueños de gente como ellos y el bienestar de la sociedad a su alrededor. Este es nuestro compromiso. Esto es en lo que creo. Y por eso os pido hoy a todos a que tengáis a todos los “Paco y Luisas” en mente. A traducir los grandes cambios y políticas al lenguaje y a la experiencia de las pequeñas empresas y de las familias. Porque sólo con esa perspectiva podemos entender cómo se ven los problemas desde abajo y cómo ese entendimiento debería definir el diseño de soluciones.
Todas estas grandes cuestiones “¿cuánto capital debe tener un banco?” son abstractas hasta que lo aterrizas y lo conectas con la flexibilidad de un balance a la hora de dar un préstamo.
La covid nos ha enseñado que los empresarios, las PyMEs y las grandes empresas también tienen resiliencia, imaginación y capacidad de innovación.
En el Santander estamos comprometidos a apoyar el espíritu de los hermanos Barrueco, y a todas las PyMEs y emprendedores, y a apoyarles, trabajando juntos.