Es por ello que en conflictos como el tecnológico disputado entre China y EEUU, o la guerra entre Ucrania y Rusia, los países de América Latina intentan mantenerse al margen por tal de consolidarse en sintonía con sus dos potenciales clientes: rusos y chinos.
Presiones de Rusia a América Latina
A comienzos de enero de 2024, el Gobierno de Ecuador aceptó entregar antiguos equipos militares soviéticos a EEUU, poniéndolos a posteriori a disposición de Ucrania en su guerra contra Rusia. A cambio, Washington otorgaría a Quito armamento más moderno para combatir el crimen organizado.
Las consecuencias del gobierno de Putin no tardaron en llegar. Moscú presionó a Quito y las autoridades rusas prohibieron las importaciones de plátanos de cinco empresas ecuatorianas. Por aquel entonces, alegaron a la detección de un insecto, pero la causa real eran cuestiones políticas. A continuación, Rusia confió en la India para la importación de dicho producto.
Hay que tener en cuenta que este anuncio hizo tambalear los cimientos de Ecuador, principal exportador de banano en el mundo, siendo Rusia el segundo mercado receptor de su fruta (en 2023 importó un 23% de plátanos ecuatorianos).
Tal y como le sucedió a Ecuador, otros países sintieron un miedo importante por los movimientos estratégicos de Rusia, por lo que una vez levantado el veto, se decidió no enviar más material militar a Ucrania.
Análisis de las relaciones comerciales con Rusia
Rusia es un socio comercial marginal para América Latina. En 2022 apenas representó el 0,86% de las importaciones de América Latina y el 0,34% de las exportaciones a Rusia. Aunque hay economías como Ecuador y Rusia para las que el gobierno soviético es un cliente esencial, otros países como Venezuela o Nicaragua no conservan su estrecha relación comercial con Rusia.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Brasil, Ecuador, Argentina, Chile, Paraguay y México son los seis países que más exportan a Rusia. Si hablamos de importaciones, Brasil, México, Argentina, Perú, Colombia, y Ecuador son los principales.
Por productos, además de las citadas bananas ecuatorianas, las principales exportaciones a Rusia son la soja de Brasil, pescados de Chile y el corindón artificial de Jamaica.
Todo ello demuestra que a América Latina le queda un largo camino por recorrer. No ha logrado reemplazar a Europa y otros países que introdujeron sanciones contra Rusia, ya que el país necesita ítems de alta tecnología que América Latina no ofrece.
Relaciones comerciales entre América Latina y China
El potencial del gigante asiático en América Latina también es digno de mención. La imposición de aranceles de EEUU a China y la desconfianza derivada de la pandemia ha puesto el foco en la necesidad de que China comience a mirar a este mercado.
Muchas empresas estatales de China reciben subsidios encubiertos y tratos de favor, aunque a cambio se les pide que inviertan en América Latina. De hecho, cuatro de cada cinco dólares chinos en América Latina están destinados a proyectos extractivos e infraestructuras.
La relación con China se ha consolidado como un patrón primario-exportador. De este modo, la región exporta recursos naturales e importa manufacturas acabadas, aunque no se hace alusión a transferencias tecnológicas. Las exportaciones a China ofrecen ingresos fiscales rápidos que permiten financiar los estados de América Latina.
En la última década, China ha destinado miles de millones en proyectos de infraestructuras en países de América Latina, Asia y África. De este modo, la ‘Nueva Ruta de la Seda’ ha propiciado la construcción de carreteras, líneas de tren y puertos, además de aumentar la influencia de Pekín en más de 140 países. Se calcula que el poder de inversión de China en América Latina va desde US$890.000 millones hasta US$1 billón.
La posición de Europa
Algo que se extrae como conclusión es que la creciente influencia de China en América Latina y la rivalidad con Rusia ha generado la sensación de que Europa ha perdido mucho tiempo en las últimas décadas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, insiste en la necesidad de reforzar los vínculos con Brasil, Argentina, México y Chile, en detrimento de China. De este modo, reforzar la importancia del acuerdo UE-Mercosur.
A partir de ahora, con su programa ‘Global Gateway’, Europa quiere invertir US$337.000 millones hasta 2027 para reducir la brecha de inversión global en infraestructura que existe entre países ricos y en vías de desarrollo. En este sentido, destaca la inversión para apoyar la producción brasileña de hidrógeno verde y energías renovables.