José Luis Cava, basándose en una imagen de un aparcamiento se encuentra en Essen, en Alemania, donde hay unos 6.000 coches de Volkswagen y Audi que llevan prácticamente 6 meses aparcados, señala la contracción de la industria alemana. “Esos coches no se pueden vender, porque el precio será caro o porque realmente a la gente no le interesa”.
El experto explica que el mayor fabricante de acero alemán, thyssenkrupp, va a despedir a 11.000 trabajadores de los 27.000 que tiene. “Lo que está pasando en Alemania y en Europa es el débil crecimiento de la productividad. ¿Por qué tienen que despedir a gente? ¿Por qué los fabricantes alemanes ya no son competitivos? Por culpa de que no son eficientes en la producción”. Y para incrementar la productividad, señala, o investigas o haces un uso más eficiente de la energía.
La ideología verde se ha impuesto en Alemania, y no es capaz de atender la demanda, apunta el analista. Y desde 2023, está comprando energía de origen nuclear a Francia, lo cual supone una contradicción, “porque la ideología del partido verde que obligó a cerrar las nucleares ahora compra energía nuclear procedente del vecino. Pero lo paga a un precio elevadísimo”. Es por ello que tienen que despedir trabajadores para reducir los gastos de personal.
Cava también se refiere a una noticia de El País en el que Pepe Álvarez, secretario general de UGT, afirma que “para ganar productividad, tenemos que subir los salarios y bajar la jornada”. Para el economista, “esto es una barbaridad conceptual. Los sindicatos en los momentos actuales son más necesarios que nunca, pero hay que trabajar bien. Deben defender realmente los intereses de los trabajadores, y no se defienden los intereses de los trabajadores hundiendo las empresas. Miren lo que ha pasado en Alemania: están despidiendo masivamente gente porque la productividad no crece y no son eficientes”.
Centrándose en la situación de Francia, Cava explica que la prima de riesgo, el diferencial entre el tipo de interés del bono francés y del bono alemán, está alcanzando los niveles máximos no vistos desde el año 2012.
El analista indica que en Francia lo que hay es una crisis política, igual que en Alemania. “Débil crecimiento de la productividad, un déficit público disparado y crecimientos de los niveles de deuda”. Algo que, expresa, hace cada vez más difícil confiar en el euro.
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