Más allá de proteger sus fronteras, implementar estrategias para preservar la estabilidad económica, desarrollar tecnología puntera y optar por la resiliencia nacional en tiempos de crisis -no queda otra- se vuelve fundamental.
En este sentido, la inversión es esencial para mejorar la seguridad de una nación y la habilidad a responder a amenazas internas y externas. Pero claro, este tipo de proyectos a gran escala requieren una planificación financiera e innovaciones reales para completarse sin dañar la estabilidad fiscal.
El plan de inversiones que prepara Alemania
Desde hace semanas, Alemania está discutiendo la implementación de un plan de inversión que podría costar hasta 900 mil millones de euros. Berlín lo tiene claro: es fundamental aumentar la capacidad militar y modernizar la infraestructura del país.
En este sentido, el ejército alemán requeriría al menos 400 mil millones de euros; y paralelamente, se necesitarían otros 500 mil millones de euros para hacer la inversión en infraestructuras.
Este nivel de gasto excedería el fondo especial de 100 mil millones de euros ya aprobado en 2022 después de la invasión rusa de Ucrania.
Aumentar la inversión sin comprometer la deuda
La necesidad (y obligatoriedad) de aumentar el gasto en defensa de Alemania es algo imprescindible según el requerimiento de la OTAN y las amenazas geopolíticas que sacuden a Europa desde hace tres años con Rusia como el nuevo enemigo al que no perder de vista.
Sin embargo, modernizar las infraestructuras del país es también imprescindible, teniendo en cuenta que Alemania ha aparcado proyectos de gran envergadura desde hace casi dos décadas. Mantener la competitividad del país y el desarrollo sostenible en el futuro es fundamental.
Este descomunal plan de inversión está siendo discutido entre el bloque CDU/CSU y los socialdemócratas.
Dentro de este contexto, el principal desafío que entraña esta iniciativa es su financiación sin incumplir el “freno de la deuda” protegido en la Constitución alemana. Esta normativa limita el déficit del presupuesto federal en el 0,35% del PIB anual, lo que imposibilita grandes aumentos en el gasto sin una evidente necesidad de hacerlo.
Para esquivar esta restricción, los negociadores consideran crear dos fondos transversales fuera del presupuesto federal estándar.
El límite del déficit del 0,35%, ¿obsoleto?
La solución planeada permitirá al gobierno aportar fondos adicionales sin infringir las actuales reglas fiscales. Un acuerdo que debe ser aprobado por una mayoría de los dos tercios en el Bundestag, lo que implica que cualquier desacuerdo puede llevar al bloqueo de este plan histórico de inversión.
Expertos y legisladores lo tienen claro: el actual límite del déficit se ha vuelto obsoleto en un mundo donde las demandas de gasto aumentan, con inversiones en defensa, infraestructuras y la necesidad de una transición a la energía renovable imprescindibles.
Desafiando de Política y Riesgo Legislativo Actualmente, la CDU/CSU y el SPD tienen los votos necesarios para implementar estos dos fondos especiales. No obstante, el tiempo trabaja en su contra. El Bundestag se disolverá a finales de marzo, y bajo una nueva asamblea legislativa, las relaciones políticas pueden cambiar completamente.
Con partidos de extrema izquierda y derecha al alza, el aumento del gasto en defensa y las restricciones presupuestarias, podrían no llegar a un consenso claro en el futuro. Por lo que los legisladores intentan acortar el periodo de negociación para asegurarse de que la propuesta sea aprobada antes de que cierre la legislatura actual.
De hecho, Thorsten Frei, negociador clave de la CDU, confirmó a diferentes medios alemanes que las conversaciones avanzan rápidamente y que una votación positiva podría realizarse en cuestión de semanas.
Una cosa está clara: si Alemania logra implementar el plan sin dañar su situación fiscal, se convertirá en un ejemplo a seguir de inversión en defensa e infraestructura para toda la UE.