El argumento para explicar esta rebaja de tipos que más se repite entre los expertos es del riesgo de deflación. Los últimos datos de inflación de la Zona Euro demostraron que los precios apenas subieron un 0,7%, muy por debajo del objetivo del BCE que se sitúa en el 2%. Draghi no baraja esa deflación, pero sí reconoce un largo periodo de baja inflación, o sea, de desinflación. En Barclays tienen claro que ha sido esto lo que ha motivado el recorte: “El movimiento se produce por la debilidad de la inflación, porque el BCE probablemente no se siente cómodo con esos niveles de precios”.
Marie Diron, economista senior de Ernst & Young, también lo cree: “El BCE ha actuado claramente por la baja inflación”. Cree que se trata de una buena noticia aunque reconoce que tiene un impacto limitado sobre los costes de financiación y la actividad económica. No obstante, “la ausencia de respuesta ante esos niveles de inflación sería potencialmente peligrosa, porque podría haber fortalecido más al euro”.
El estratega de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano, añade a estos argumentos el débil crecimiento, reconocido por el propio Draghi: “En este sentido, no sólo han recortado los tipos, sino que ha ofrecido repos a tres meses hasta julio de 2015 sin límite de cantidad a tipo fijo” para los bancos, las famosas barras libres de liquidez (LTRO por sus siglas en inglés). Para este experto, uno de los mensajes interesantes es que, a pesar del recorte, el presidente del BCE ha reiterado el guidance de que “los tipos seguirán en estos niveles o más bajos durante un periodo prolongado de tiempo”. Draghi también ha repetido el “todas las opciones están abiertas” sobre más medidas futuras.
Esta respuesta no está de más, porque aquellos, y eran la mayoría, que no apostaban por un recorte de tipos ahora, empleaban entre sus argumentos que el BCE no querría quedarse sin balas tan pronto. Pues bien, ya hay voces que advierten sobre la pérdida de munición: “Ahora que el tipo de interés se encuentra en un límite, se plantea la cuestión de cómo va a reaccionar el BCE el año que viene si el crecimiento o la inflación no se materializan”, advierte en Bloomberg Andrew Bosomworth, de PIMCO.
El cuándo no solo era algo que enfrentaba a los analistas que configuran el consenso del mercado, sino que ha sido un motivo de disputas en el seno del propio BCE. Lo ha dicho el mismo Draghi: “Todos estábamos de acuerdo en la necesidad de actuar, pero ha habido diferencias sobre el cuándo actuar”.
Donde sí ha habido unanimidad ha sido en la reacción de los inversores, aunque una unanimidad de lo más volátil. Las bolsas europeas reaccionaban con importantes subidas cuando se ha conocido la decisión del BCE pero, apenas una hora después, se desinflaban con el mismo ímpetu. Al cierre, las principales plazas del Viejo Continente han terminado con caídas del 0,40% de media (el Dax ha conseguido terminar con alzas), mientras que el Ibex 35, que ha llegado a reconquistar los 10.000 puntos al calor de la sorpresa de Draghi, ha acabado en los 9.740,40 puntos, tras dejarse un 0,98%. A José María Rodríguez, analista técnico de Bolsamanía, no le gusta la figura de ida y vuelta de hoy en el selectivo: “Es fea. Se ha acercado a los máximos anuales (10.064 puntos) y desde allí se ha girado con contundencia a la baja. Me hace pensar que en los próximos días goteemos a la baja, con primer soporte en los 9.665 (mínimos de la semana pasada) y, por debajo, los 9.400 puntos”.
María Gómez