El Bitcoin ha registrado un alza impresionante de más del 40% desde las elecciones. Y más del 70% desde el 1 de noviembre. Este crecimiento viene por las declaraciones de Trump para favorecer el entorno de los criptoactivos, llegando incluso a sugerir la creación de un fondo de pago de deuda en Bitcoins y de que los inversores especulan con que la política monetaria de la Reserva Federal podría volverse más relajada, disminuyendo los tipos de interés. Además, la anticipación del próximo halving (evento que reduce a la mitad las recompensas por minar) ha generado un optimismo renovado. Bitcoin sigue atrayendo a aquellos que buscan refugio frente a la inflación y la devaluación de las monedas fiat, consolidándose como "el oro digital" en un contexto de incertidumbre.
Tesla, con una revalorización también cercana al 40%, ha sido otro de los grandes ganadores. La narrativa en torno a los avances en inteligencia artificial ha alimentado el entusiasmo del mercado. Sin embargo, otras tecnológicas como Apple y NVIDIA han mostrado subidas más moderadas, reflejando una consolidación tras un año excepcional.
Las pequeñas y medianas empresas son otro de los activos que más se ha revalorizado (más del 10%). En un entorno de tipos a la baja y una posible reflación, este activo suele ser de los que recoge más las revalorizaciones.
Los bonos a largo plazo también han tenido un comportamiento positivo, impulsados por la expectativa de un descenso en los tipos de interés a medio plazo. Como es sabido, existe una relación inversa entre los tipos y los precios de los bonos. Cuando los tipos bajan, los bonos existentes, con mayores cupones, ganan valor. Sin embargo, los inversores también muestran cautela ante posibles repuntes inflacionarios, lo que ha limitado la apreciación de este activo.
El Oro ha mantenido su protagonismo, superando los 2.500 dólares por onza en términos nominales. Pero desde la victoria de Trump ha sido uno de los pocos castigados, junto con los mercados emergentes (apreciación del dólar) y la sanidad. No obstante, ajustado por inflación, el oro aún está por debajo de sus máximos reales de 1980, lo que le da margen para una mayor revalorización.
Los mercados están en una etapa de transición, con los inversores evaluando el impacto de las políticas económicas y monetarias futuras. La incertidumbre sigue siendo alta, pero las elecciones también han renovado la esperanza en algunos sectores.
Es momento de actuar con prudencia, diversificar carteras y mantener una perspectiva de largo plazo. Mientras algunos activos como Bitcoin y las tecnológicas lideran el camino, otros como la renta fija y el oro ofrecen refugio. La clave estará en saber combinar distintas opciones según nuestro perfil y objetivos.
¿Listos para el próximo capítulo del mercado?