Estas medidas consisten en adaptar un fuerte estímulo fiscal, reformas estructurales para ganar mayor competitividad y a su vez, conseguir una flexibilización monetaria increíblemente expansiva del Banco de Japón (BoJ)
La cruz de la moneda se encuentra en los efectos negativos que se camuflan en la depreciación del yen ya que las importaciones han alcanzado un gran crecimiento inédito del 26,1%, lo que se traduce en un déficit comercial de más de un billón de yenes. Esta depreciación de la moneda nacional también afecta gravemente a la situación energética que sufre el país tras la crisis nuclear de Fukushima, que generó el cierre de los reactores que proveían a la nación, lo que ha provocado que la energía suponga el 65% de las importaciones y con los precios subiendo.
En un último punto negativo lo vivimos en el terreno inflacionista porque los costes más altos de importar energía desembocan en inflación sobre los costes de producción que no han sido compensados con un aumento sustancial de los salarios.
Ante este escenario... ¿Qué balance global de las "Abenomics" es positivo o negativo? ¿Necesita Japón una apreciación del yen para soportar los costes actuales de importar energía?
"Estas son las cuestiones y en vuestra mano quedan las resoluciones"