Nada parece encajar en este mes de agosto para Abengoa A. Desde el poco crédito que desde el gobierno parecen tener en el fondo californiano que quiere hacerse con la compañía, sin experiencia previa en el campo de la ingeniería y con una fuerte ayuda del Estados, recordemos, un nuevo rescate que ascendería a 249 millones de euros, previo visto bueno del Consejo de ministros, siempre que se asegure que la compañía, lo podrá devolver.
Así las cosas, parece que han de ponerse de acuerdo las partes implicadas porque septiembre puede ser la clave de todo esto. De momento, volvemos con nuevas fechas límites, que, eso sí podrían volver a variar. Hablamos del aplazamiento de sus instrumentos de deuda, los denominados NM2, en principio, hasta el mes de septiembre, al día 3, comunicados a las CNMV el pasado 30 de julio.
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Además, extendía hasta el 30 de septiembre el plazo de vencimiento del préstamo con sus proveedores. Todo se posterga a la espera de ver si la oferta de Terramar Capital prospera. Una oferta por la que el fondo californiano invertirá 200 millones en la compañía en forma de financiación o inversión en tres fases siempre que se den una serie de condiciones. Y en la que tendrá que detallar asuntos fundamentales para el futuro de la empresa y la salvaguarda del empleo 3.000 en España y 15.000 en todo el mundo.
Porque todo está pendiente de que todas las piezas cuadren: con un acuerdo de reestructuración de sus numerosos y diferentes acreedores, comandados por el Santander, del rescate de la SEPI y de la aprobación intermedia de la concesión de la garantía de la compañía de reaseguramiento CESCE.
De momento los minoritarios agrupados en el pacto de sindicación denominado AbengoaShares que posee el 21% de la compañía se opone tajantemente a la oferta de Terramar, al considerar que no aporta valor para la viabilidad de Abengoa.
Todo un puzle difícil de resolver porque, además, en el caso de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales entra en juego también su credibilidad. Tras los problemas desatados con Plus Ultra, la aerolínea semifantasma y recordemos una de las único cinco empresas que tras más de un año han accedido al Fondo para rescatar a las empresas viables aquejadas de forma fundamental por la crisis pandémica, han de mirar con lupa, a quién prestan ese dinero público para conseguir a futuro su recuperación.
Recordemos que las acciones de Abengoa están suspendidas de cotización desde el 14 de julio de 2020 sin que todavía sepamos cuál será su futuro. En especial tras el preconcurso presentado por la compañía el 18 de agosto del pasado año para proteger a la matriz. Todo ello tras dos reestructuraciones anteriores en el que su heredera Abenewco 1, es la única que ahora mismo tiene gran valor en el grupo.
Después llegaría el concurso voluntario de acreedores, el pasado 26 de febrero, tras los problemas desatados y continuos, que todavía permanecen entre el Consejo de Administración y los accionistas minoritarios sindicados.
Ahora, llegados a este punto todo está en el aire y es difícil asegurar qué pasará finalmente con Abengoa.