Abengoa vuelve a vivir movimientos al límite. En su enésima recuperación, parece que las partes en conflicto siguen sin ponerse de acuerdo, mientras la cotización del valor ya es recuerdo de verano para los accionistas, ya que recordemos que está suspendida de cotización sine die desde el pasado 14 de julio en el mercado bursátil español.
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Ahora lo importante se convierte ya en urgente, tras las continuas moratorias, la búsqueda de apoyo en forma de 20 millones de euros de la Junta de Andalucía, la situación de los acreedores y de los proyectos en baldío de la compañía de ingeniería española. Todo ello mientras siguen las luchas encarnizadas entre los minoritarios y la directiva de la compañía que ha subido un grado más, no solo en la complicación, sino en la vuelta de tuerca tras la entrada en el consejo de tres nuevos miembros a propuesta de los minoritarios que no han elegido al presidente que ellos querían.
En concreto el nuevo presidente de Abengoa es Juan Pablo López-Bravo frente a la propuesta de Clemente Fernández como el más alto directivo de la empresa. Se trata de uno de los nuevos consejeros, a los que se suman Jordi Sarrías y Margarida Smith. Parece que todo se debe a que, tras acceder a la documentación financiera confidencial de la compañía, aparecen obligaciones vinculantes ya aprobadas por un anterior Junta y que entra en conflicto directo con lo aprobado en la última dominada por los minoritarios.
Por tanto, señalan los nuevos dirigentes de la empresa que de no ejecutar el Consejo la refinanciación inicial planteada por Gonzalo Urquijo, el grupo tendría que ser liquidado de inmediato. Hablamos de acuerdos de quita con los acreedores y los bancos y de avales para la nueva ejecución de proyectos, que, de revertirse, acabarían con Abengoa.
En paralelo el Santander se ha ofrecido a cubrir los 20 millones de euros que la Junta de Andalucía se ha negado a poner sobre la mesa en el plan financiero para salvar Abengoa y que en las últimas fechas parecía haber puesto sobre la mesa un posible cambio de localización de la sede social de la compañía a la Comunidad Valenciana, que no parece haber fructificado. Con ese dinero, la entidad financiera cántabra aportaría el 45% de los 200 millones del plan financiero.
Por tanto, aún con los nuevos consejeros, la idea es poner en marcha el plan previsto de refinanciación antes de fin de año para salvar la continuidad de la compañía, al comprobar la documentación confidencial a la que han tenido acceso tras la entrada en el Consejo, y claramente en contra de lo decidido en la Junta dominada por los minoritarios. Y niegan que se comprometieran a hacer presidente a un Clemente Fernández, que este lunes anuncia a la CNMV la sindicación de los derechos de voto de los minoritarios, que será por tanto, el primer accionista de Abengoa y forzar la celebración de una nueva Junta para revertir los últimos acontecimientos. La nueva guerra con deadline 31 de diciembre está servida en el seno de la compañía.