En primer lugar, hablemos de en qué consiste la inversión value, ¿cuáles son sus características?
El pilar básico es saber distinguir entre valor y precio. En Bolsa, las acciones cotizan a un precio determinado, nosotros, value investors, pensamos que estos títulos, independientemente del precio que tienen en Bolsa, tienen valor determinado.
¿Qué hacemos? Tratamos de ver cuál es ese valor y si vemos que podemos comprarlas con mucho margen con respecto al precio, invertimos en ellas.
Obviamente, el value investing puede entenderse de diferentes formas, y hay quien lo aplica de una manera o de otra, pero el punto básico es saber distinguir entre el valor de una empresa y el precio en Bolsa.
¿Qué ventajas ofrece al inversor?
Por un lado, efectivamente, el value investing ha funcionado a largo plazo. Si miramos las listas de los inversores que mejor rentabilidades han obtenido siempre son value investors la mayoría de ellos.
Además, es un sistema de inversión que tiene sentido. Las cotizaciones muchas veces se mueven sin algo que parezca que apoya ese movimiento de la cotización. Sin embargo, a largo plazo sí que es cierto que el precio de la cotización tiende a tender hacia el valor de la empresa.
Un inversor particular, o incluso uno que invierta a través de fondos, sabe que a largo plazo haciendo value investing sus resultados serán buenos.
Vea también: "Podríamos ver un ataque del Ibex 35 a la zona de 11.000 puntos"
¿Y cuáles son sus inconvenientes?
Uno de ellos es ir en contra de la mayoría. Muchas veces cuando invertimos en una empresa que cotiza con mucho descuento sobre su valor es porque en Bolsa está mal vista. Entonces, hay que saber ser fuerte, aguantar las pérdidas por algún tiempo y aceptar que vas a sufrir durante algún momento.
Evidentemente, también te puedes equivocar, existen las trampas de valor, que son compañías que cotizan con mucho descuento sobre su valor estimado, pero que en realidad no valen mucho.
Entonces, hay que evitar, por un lado, no caer en el movimiento del mercado y dejarse llevar por el miedo; y, por otro, no caer en las trampas de valor.
¿Cómo podemos evitar caer en estas trampas de valor?
Con mucho análisis y mucho trabajo. Todos nos vamos a equivocar antes o después, somos humanos y los errores suceden, lo que pasa es que cuando inviertes en bastantes compañías, con mucho margen de seguridad, las que te equivocas son bastante más que compensadas por los aciertos. Y a largo plazo los resultados cuadran.
Vea también: Las compañías de mediana capitalización se suman a la corrección
Cada capítulo del libro está dedicado a uno de los grandes nombres del value investing, ¿qué nos puedes decir de cada uno de ellos?
Benjamin Graham es el padre del value investing, el que creo esta filosofía de inversión.
Philip Fisher sería el que aplicó el tema de la calidad de la inversión. Graham era cuantitativo y Fisher introdujo la calidad.
Ken Fisher es el hijo de Philip y, por ejemplo, introdujo ratios como el precio/ventas, que en su momento no se utilizaban y fueron muy útiles.
Peter Lynch era una persona que miraba mucho el tema del entorno, descubría empresas en su día a día (supermercado, trabajo…) y da una forma de invertir que es muy accesible para inversores particulares.
Joel Greenblat es el que introdujo con mucha fuerza la fórmula mágica con ratios como el ROCE y el PER Ajustado, ofrece un sistema sencillo para invertir con un resultado satisfactorio.
Hablemos ahora del value investor más famoso, Warren Buffett, y de los conocidos como ‘Buffetts españoles’, García Paramés, y también en vuestra firma, Javier Ruiz.
Buffett es el referente en cuanto a value investing, y en España tenemos gente que lo hace muy bien como Paramés, o Javier Ruíz que es el director de inversiones de Metagestión, y, de hecho, ha escrito el prólogo para la segunda edición del libro y sus resultados son magníficos. Sus fondos, el Metavalor, está el número 1, número 2, a cinco años de rentabilidad; pensiones igual… Realmente los value investors en España lo están haciendo muy bien.
¿Qué es lo que más te llama la atención de ellos?
Yo trabajo en Metagestión con Javier Ruiz y me gusta mucho lo de poner mucha atención en la calidad. De hecho, nuestros gestores dedican más tiempo a entender el negocio, sus ventajas competitivas, que a ver los números. Los números son indispensables, no cabe duda, hay que saber valorar la empresa, pero hay que ver más allá, cuáles son las ventajas de la compañía y cómo se puede defender de posibles competidores.
¿Qué valores del mercado español entrarían ahora en una estrategia value?
Por ejemplo, tenemos en cartera a BME. No tiene casi necesidades de capital, genera mucha caja, mucho efectivo, por tanto sabes que no va a quebrar. Y, además, tiene una ventaja clara por el efecto red: cuantas más personas participan, mejor para todos; si hay más inversores, tú puedes vender las acciones a un precio con menor spread, o con una comisión menor.
Por tanto, es una compañía con ventajas claras. Muy poderosa, porque tiene una posición de liderazgo clara en España, y que genera mucho efectivo.
¿Y fuera de nuestras fronteras?
Fuera de España tenemos Clear Media. Es una empresa de China, líder en publicidad en marquesinas. No tiene necesidad de capital, le conceden las marquesinas durante un periodo más o menos de seis años; y, a partir de ahí, se dedica a alquilarlas y a generar efectivo, por tanto, no tiene problemas financieros. La gestión de capital es perfecta. Y ser líder en marquesinas en China, con una cuota de mercado de más del 60%, pues es una ventaja clara para nosotros.