El MAB se creó en 2009 para facilitar el acceso al mercado a las empresas de reducida capitalización que buscan expandirse, con una regulación a medida, diseñada específicamente para ellas y unos costes y procesos adaptados a sus características.
Desde entonces, este mercado de BME ha permitido la captación de más de 1.700 millones de euros a las empresas a través de 166 ampliaciones de capital. Además de financiación, aporta prestigio, notoriedad y visibilidad. Cotizar en el mercado supone un esfuerzo de transparencia, pero ayuda a ordenar la gestión y a saber explicarla a terceros. Otra de sus ventajas es que permite desinvertir de forma ágil y a precios conocidos y transparentes.
Uno de los sectores más activos en los dos últimos años ha sido el inmobiliario. De las 100 empresas con las que cuenta actualmente el MAB, 58 son socimis, que han desempeñado un importante papel en un sector especialmente afectado por la crisis económica de los últimos años.
Otras 35 compañías desarrollan su actividad en sectores ligados a la tecnología y la innovación.
Las 7 restantes corresponden a los sectores de Comercio, Turismo y Metales.
Entre 2013 y 2017, las empresas del MAB consiguieron registrar unas cifras de crecimiento medio anual del 29,9% en la facturación y del 21,2% en el EBITDA, con una tasa media de creación de
empleo del 8,0%. Una aportación que se produce durante un periodo afectado por la crisis financiera y que es especialmente relevante si se tiene en cuenta que el 90% de las empresas españolas son pequeñas o medianas.
En sus 9 años de vida, el MAB ha excluido de negociación a 9 compañías por diferentes circunstancias: algunas de ellas, porque la tasa de supervivencia de las pymes es inferior a la de las empresas de mayor tamaño. En el otro lado de la balanza se encuentras casos de éxito en los que el paso por este mercado ha servido de catapulta para alcanzar el mercado principal, bien directamente o a través de operaciones corporativas.