El propio presidente de Popular lo decía en su última intervención en público hace solo una semana; en el marco actual no hay negocio para tanto banco. Lo cierto es que casi todo el mundo considera que los días de Popular como firma independiente están contados.
Hace muchos meses que el runrún del mercado apunta directamente a Banco Sabadell como la entidad que, finalmente, se hará con el control de su rival. De hecho, algunos expertos explican en privado que los últimos movimientos que ha hecho Popular –los saneamientos extremos y la última ampliación de capital- tenían un único motivo, ponerse guapa a la espera de un competidor que la pretendiese.
En las últimas jornadas varias firmas de análisis, además, han destacado el potencial de Sabadell. Los últimos que han apostado firmemente por el banco catalán han sido los analistas de KBW, que mejoraron su recomendación hasta sobreponderar. UBS, Barclays y Deutsche Bank, además, elevaron el precio objetivo.
Es más, Luis Francisco Ruiz, director de análisis de Sabadell apuntaba en su última entrevista que “nos gusta Sabadell. Pese a ser un banco no presenta mucha sobrecompra, está pegada a las medias móviles de largo plazo, presenta mucho volumen. A ver si llega esa corrección para que el mercado pueda desarrollar un nuevo impulso alcista”. “Nos gusta Sabadell para incorporar a cartera”
En lo que va de año, las acciones de Sabadell suben más de un 12%, frente a las caídas de un 6% que se apunta Popular, sobre todo tras el desplome de sus acciones al publicar unas pérdidas de 3.485 millones de euros en 2016.
Pero, ¿cómo lo han hecho estos bancos en los últimos ejercicios?
En doce meses, las acciones de Popular han retrocedido un 55%, sobre todo por la última ampliación de capital llevada a cabo en 2016. En ese tiempo –con dividendos-, los títulos de Sabadell se aprecian un 3%.
Si elevamos el plazo a cinco años, o a diez años, prácticamente ningún banco español aguantaría la instantánea. Han sido los ejercicios de la crisis, en los que el sector de nuestro país ha tenido que brear con el exceso de inmobiliario en su balance, una crisis económica sin parangón, una crisis de la deuda y hasta una crisis europea. Por si fuera poco, las crisis bancarias de nuestros vecinos del sur –Italia- pasan casi la misma factura a nuestras cotizaciones.
En cinco años, las acciones de Popular se dejan un 89%, frente al 21% de su rival.
En 10 años –siempre incluyendo dividendos-, Sabadell se deja un 68% y Popular un 96% de su valor en bolsa.
La imagen que dejan estas cifras refleja muy bien el esfuerzo y los grandes costes que han supuesto para las entidades financieras el duro proceso de reestructuración del sector y los ajustes de cada firma en su propia casa.
Sin embargo parece que la percepción ha cambiado bastante en los últimos meses y que los inversores están más optimistas con respecto a la industria. Habrá que ver
Indicadores Premium
Los Indicadores Premium de Estrategias de Inversión señalan dos perspectivas muy diferentes para los dos valores.
Al banco catalán le dan una puntuación de 8,5 sobre 10, lo que la situaría en fase alcista.
Para Popular la situación es radicalmente opuesta, con una puntuación de 1, dibuja una clara fase bajista.
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