Como en el final de una celebración, después de los fuegos artificiales lo único que nos queda es la ceniza que cae. Y eso es lo que parece que ha pasado hoy en los mercados europeos, que han vivido una sesión centrada casi en exclusiva en Mario Draghi.
Las primeras horas de la sesión han sido prácticamente un encefalograma plano que se ha animado cuando el BCE publicaba una nota de prensa en la que se desgranaba un paquete de medidas con el que casi nadie contaba. La autoridad monetaria europea ha dejado los tipos en cero, ha rebajado la facilidad de depósito hasta el -0,40%, ha aumentado el QE en 20.000 millones de euros mensuales, hasta 80.000 millones y ha anunciado una nueva ronda de TLTRO que comenzará el próximo mes de junio y que proporcionará financiación muy barata a los bancos.
Así, han sido las entidades financieras las que mejor se han comportado durante la sesión. Así, Popular ha subido un 4,64%, Sabadell se ha apreciado un 4,43% y CaixaBank un 2,94%. Los que más han caído han sido Repsol, que se ha dejado un 3,54% y Acerinox, que ha retrocedido casi un 3%. Entre las grandes, Santander ha subido un 1,07% y BBVA un 1,35%. Telefónica ha caído un 0,36%.
Según los analistas de M&G “al superar las expectativas del mercado, las medidas del BCE deberían apuntalar la confianza, contribuir a un incremento de la concesión de préstamos y a aumentar las perspectivas de inflación. "
Quizá por eso, la primera reacción de los mercados ha sido de euforia, con los índices español e italiano liderando las subidas. El Ibex 35, de hecho, ha llegado a superar los 9.000 puntos gracias, sobre todo, al éxtasis que estaba viviendo el sector bancario que ha llegado a subir por encima del 5% en su conjunto.
Para George Efstathopoulos, gestor de fondos multiactivos en Fidelity International “mediante la nueva serie de LTROs los bancos básicamente van a verse subsidiados para prestar. Esto es muy positivo para el sector bancario, que ha estado sobrevendido y bajo presión en los últimos meses”. Con todo, un escenario de tipos cero es especialmente negativo para los bancos españoles e italianos, muy dependientes de préstamos a tipos variable .
“Sin embargo, a todos los operadores se les cortó la digestión en el momento en el que el BCE dijo que no se veía en el caso de bajar todavía más los tipos de interés y que tampoco podían bajar tanto y estar tanto tiempo con los tipos negativos como les gustaría, porque al final acaba teniendo consecuencias aunque de momento todavía no las están viendo”, explica Cárpatos en su sección.
En opinión del experto, “Llevamos años subiendo por los bancos centrales. El mercado ya cree que eso no es posible. O toma el relevo la economía clásica y las reformas o lo vamos a pasar fatal...”
Una opinión que comparten en M&G, que apuntan que “si bien Mario Draghi no lo reconocerá públicamente, el BCE tendría que ser consciente de que está llegando al límite efectivo de lo que puede hacer para respaldar la economía. También es necesaria la aplicación de reformas estructurales y medidas presupuestarias”.
Justo al mismo tiempo, hemos visto fuertes fluctuaciones en el euro antes, durante y después de la reunión del BCE. Para los analistas de Ebruy esta volatilidad se debe a que “la moneda común se ha recuperado fuertemente, compensando la totalidad de sus pérdidas después de que Draghi afirmara que no anticipa nuevos recortes de tipos de interés”.
En la firma apuntan que “la expansión de las medidas de estímulo monetario, en en especial de esta magnitud, deberían ejercer gran presión a la baja sobre el euro a lo largo de 2016. En consecuencia, la entidad espera que la moneda única “comience su gradual depreciación a largo plazo frente al dólar estadounidense y la libra esterlina, para alcanzar la paridad respecto al billete verde en el tercer trimestre de este año”.
Por último, también han existido tensiones en el petróleo después de que Reuters haya publicado que es improbable que se produzca una reunión en el seno de la OPEP hasta que Irán sea propicio, algo que no parece posible. El precio del brent ha terminado con caídas de más de un 2%, para situarse de nuevo por debajo del umbral de 40 dólares el barril.
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