La diferencia con esos ocho días de caídas de 2008 es que en aquella ocasión el peligro, el tsunami ya estaba encima, lo que provocó un descenso del índice de algo más de un 20%. En esa ocasión los peligros parecen latentes y el selectivo solo ha cedido alrededor de un 3% en este tiempo.
Desde 1928 las caídas del índice durante 8 o más días, se han producido en 28 ocasiones, con un descenso medio del 7% (superior al actual). Las últimas tres veces en las que ha sucedido esto se han producido en años electorales: 1996, 2008 y 2016.
Tras estas caídas el índice se ha situado en mínimos de cuatro meses y ha terminado a solo unos puntos de su media de 200 sesiones. A pesar de estos descensos, los tres principales selectivos americanos siguen positivos desde el 1 de enero.
Este movimiento, además, ha venido acompañado de un repunte en la volatilidad del mercado, tal y como puede verse en el siguiente gráfico.
Según los analistas técnicos de JP Morgan, el S&P 500 está en una situación crítica. En su opinión, el índice debería estabilizarse en la zona de 2060-2090 puntos, pero si se perdieran “luego vendrían los 2021-2031, y con riesgo de que se dirigiera al soporte de los 1992. De momento, y sin esperar que se pierdan de forma sostenida los 2060, siguen siendo positivos para el fin de año y no descartan el objetivo de los 2240”.
En este contexto de incertidumbre que ha causado la cercanía de las elecciones ha provocado la mayor entrada de dinero en fondos de inversión desde 2013. En concreto, este tipo de fondos (el que se correspondería al efectivo), recibieron 36.000 millones de dólares la semana que terminó el pasado día 2.
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