El efecto del impulso es la amenaza más peligrosa para cualquier inversor
Cuando la renta variable está en niveles altos, salen muchos bajistas de su guarida y empiezan a vaticinar a gritos el batacazo que está por llegar a la renta variable. Es ley de vida. Esta visión resulta perfectamente normal para los inversores que llevan la contraria, porque, al igual que ocurre con la gravedad, todo lo que sube, tiene que bajar.
El efecto del impulso incrementa la duración en horizontes a más largo plazo
El actual mercado alcista en el S&P 500 ya ha durado 37 semanas y este impulso de 37 semanas (cambio en el precio) supuso hasta el viernes pasado una subida del 25,7 por ciento. Si nos fijamos en los precios semanales desde 1949, ¿cómo se ha comportado el S&P 500 en la semana siguiente tras un impulso por encima del 25 por ciento en un periodo de 37 semanas seguidas?
¿Qué ocurre si ampliamos el periodo de tenencia de la inversión a un mes tras un periodo de impulso del 25 por ciento? La auto-correlación de retornos se hace aún si cabe más persistente y crece la volatilidad del retorno acumulativo realizado. El retorno acumulado medio por mes es del 0,3 por ciento y el win ratio es del 59,9 por ciento. Así pues, cuando el impulso de 37 semanas se sitúa por encima del 25 por ciento, como fue el caso del S&P 500 el pasado viernes, el índice sube de media un 0,3 por ciento durante el mes siguiente. No obstante, la desviación estándar del retorno acumulado realizado es también del 3,6 por ciento, o dos veces el observado para la rentabilidad de una semana.
¿Qué ocurre si ampliamos el periodo de tenencia de la inversión a tres meses? Pues bien, la auto-correlación crece más si cabe al igual que la volatilidad del retorno acumulado realizado durante el plazo de tres meses. A pesar de la magnitud de los rendimientos negativos realizados tras el crack de 1987 en Wall Street, el retorno medio se mantiene en el 0,4 por ciento y el win ratio es del 61,3 por ciento. Ni que decir tiene que la volatilidad realizada sobre los retornos realizados se incrementa hasta el 8 por ciento, a saber más del doble de la observada para el periodo de tenencia de la inversión de un mes. No obstante, el crack del 87 se debió a circunstancias excepcionales, entre otras a los seguros de cartera, si bien también a la falta de disyuntores adecuados que enfriasen mercados que se abastecían a sí mismos. Si excluimos este caso del ejemplo, la estadística mejora considerablemente y confirma los efectos del impulso.
El aprendizaje que podemos obtener de este artículo es que tratar de pronosticar el máximo de un índice de renta variable casi carece de sentido. El problema es que nos enfrentamos a los efectos del impulso, que tienden a ser muy persistentes, cuando creemos que no caben nuevas subidas: la locura colectiva es un fenómeno fascinante. Por lo tanto, antes de incrementar la exposición corta en renta variable, es importante que recordemos que los efectos del impulso pueden ser bastante poderosos, mientras que las acciones son una clase de activo con tendencia positiva a lo largo del tiempo, por lo que, para triunfar, el plazo del que se dispone debe ser superior a la media.
* El número de observaciones es 216.