Retroceder 20 años y volver a un parqué lleno de "corros" con brókers armados con lápiz y papel. Esto ocurrió hace poco más de una semana en Chicago. CME Group sufrió el mayor corte comercial de la historia de los principales mercados agrícolas del mundo, sumiendo sus pantallas electrónicas en las tinieblas y obligando a los inversores a salir de sus puestos comerciales y correr por el parqué para comprar y vender.
Parecía una tarea imposible: sustituir la gran eficiencia de una pantalla de contratación electrónica por alzas de mano y gritos guturales para ejecutar las órdenes de los clientes en el comercio de maíz, el trigo o el ganado durante el cierre, a menudo la franja más ocupada del día.
Nada más alejado de la realidad. Un análisis de los datos de comercio de CME el 8 de abril, día del apagón electrónico, elaborado por Reuters, mostró que gran parte de las órdenes “manuales” finalizaron con éxito reflejando así el poder de negociación humano.
En el “corro” de los futuros de trigo, por ejemplo, los inversores sellaron un total de 22.606 contratos en 37 minutos entre el inicio de la interrupción electrónica y el cierre de la sesión. Esto, según Reuters, es alrededor de 40 veces más el volumen medio en esa franja de tiempo de los últimos nueve días de negociación.
La sorprendentemente demostración de los “corredores”, que durante años han ido perdiendo cuota de mercado hacia las plataformas de inversión, muestra que los operadores humanos pueden seguir teniendo un papel importante que desempeñar en los mercados de productos básicos estadounidenses, especialmente, cuando las cosas van mal.
M.D.