El Ibex 35 y la bolsa española es un ejemplo de dejadez. El mes de agosto pasado, el volumen de efectivo negociado fue el segundo más bajo registrado en nuestra serie histórica que abarca dos décadas (quédense con la siguiente cifra nemotécnica, la media por sesión no superó los 1.000 millones de Euros). El rango mensual no consiguió superar los 4 puntos porcentuales de variación y en la mayoría de sesiones, el índice no experimentó más de un punto porcentual de distancia entre el máximo y el mínimo.
La intervención en los mercados y en las economías está siendo brutal. Los inversores finales no saben a qué atenerse y se dedican a acumular depósitos hasta niveles inimaginables. Los fundamentos han dejado de funcionar: las malas cifras se celebran y las buenas cifras despiertan temores. Lo único que parece importar es si continuarán o no continuarán los estímulos monetarios por parte de los bancos centrales.
Ibex 35 en gráfico diario con Rango de amplitud medio en porcentaje, Estocástico lento y Volumen de contratación
La situación es desesperante y conduce a la apatía; no hay movimiento, no hay vida. Lo único que parece claro es que, cuando el Ibex consiga despertar, la ruptura no pasará desapercibida puesllevamos semanas dentro de niveles muy estrechos y que son fáciles de apreciar. Esta circunstancia suele favorecer que se produzcan movimientos de envergadura y rápidos después de una calma tan prolongada.
Una consolidación por encima de los 9.055 puntos debería llevarnos a probar con rapidez el máximo anual situado en 9.310. Por el contrario, una ruptura del soporte establecido en 8.783 (esta es la opción que vemos más probable a corto plazo por la acumulación de divergencias bajistas en osciladores y volumen) favorecería una puesta a prueba del siguiente soporte situado en 8.567 puntos.