La OPV de AENA, se llevó a cabo el 11 de febrero de 2015 y fue la mayor privatización del Estados español desde la salida a bolsa de Endesa en 1998.
Con esta operación, el gestor de los aeropuertos españoles, vendió un 49% del capital de la compañía entre inversores institucionales y minoristas. Tras esa OPV, el país mantiene algo más de la mitad de la propiedad de la empresa.
Pero en los años que lleva en bolsa, los accionistas que entraron en la operación se han hecho prácticamente de oro. Los que tuvieron la suerte de entrar antes del debut llevan hasta el momento una rentabilidad del 229%. Si entraron en el primer precio sus acciones se revalorizan un 200%.
Tanto es así, que hoy el 51% que tiene en sus manos el Estado español vale más de lo que valía el día que salió a bolsa. Ese paquete tiene un valor en el mercado de alrededor de 10.000 millones de euros. La compañía al completo valía el día de su OPV 8.700 millones. En esa operación, las arcas del Estados ingresaron 4.260 millones de euros.
Además del Estado, Aena dispone de un nutrido grupo de accionistas institucionales que también han obtenido grandes plusvalías con sus paquetes accionariales, aunque la mayor parte de ellos no ha vendido sus posiciones. En estos momentos, el mayor institucional es el fundo TCI, con un 11,3% del capital. Le sigue HSBC, que controla un 5,249% y Deutsche Bank, que controla un 4,392%. En su accionariado se encuentran también nombres conocidos en la bolsa española como BlackRock o Talos Capital.
El precio de las acciones de la OPV de Aena se fijó en 58 euros por acción, un nivel que a la postre ha sido una ganga para todos aquellos que entraron en el valor. Ese mismo día sus acciones subían un 20,69% y cerraron en su debut en 70 euros por título.