Sigue habiendo mucho nerviosismo entre los inversores debido a la incertidumbre mundial y a las crisis geopolíticas y comerciales. ¿Cómo pueden hacer frente los inversores a este entorno, especialmente en términos de preservación del capital?
Efectivamente, el clima de incertidumbre es alto. Estamos viviendo un contexto marcado por tensiones geopolíticas, guerras comerciales, una gran inestabilidad política y la expectativa de movimientos en los tipos de interés. Todo ello genera nerviosismo, pero también abre la puerta a muchas oportunidades, especialmente en el ámbito de la renta fija. La renta fija es un universo más desconocido para muchos inversores, pero también mucho más complejo que la renta variable; ofrece una gran variedad de instrumentos —como el high yield, la deuda emergente o los bonos subordinados— que, en entornos de alta volatilidad como el actual, tienden a generar ineficiencias en el mercado. No estar atado a un índice nos permite precisamente aprovechar esas ineficiencias, identificando oportunidades atractivas que pueden contribuir tanto a la preservación como al crecimiento del capital.
¿Por qué la volatilidad es un elemento positivo para las estrategias de renta fija?
La volatilidad, si se gestiona adecuadamente, puede ser muy positiva para las estrategias de renta fija. Esto se debe a la gran dispersión que existe entre las distintas clases de activos dentro del universo de renta fija: deuda soberana, high yield, bonos emergentes, subordinados, etc. Esa dispersión puede traducirse en diferencias de rentabilidad de hasta un ±15% de un año a otro. Por ejemplo, el año pasado el high yield fue claramente el segmento más rentable, mientras que la deuda gubernamental quedó rezagada. En entornos de alta volatilidad, como el actual, estas ineficiencias se acentúan, y saber identificarlas y posicionarse correctamente marca la diferencia. En nuestro caso, con el BNP Paribas Global Absolute Return Fund, precisamente lo que hacemos es invertir en renta fija global con un enfoque flexible, buscando aprovechar esas ineficiencias allí donde se presenten.
Otra de las características del BNP Paribas Global Absolute Return Bond es la flexibilidad, ya que no tiene restricciones. ¿Cómo se aplica esta filosofía al fondo de forma concreta?
Este fondo invierte en renta fija global y no está vinculado a ningún índice de referencia, lo que le otorga una gran libertad a la hora de posicionarse. Su objetivo es batir al índice de mercado monetario €STR más 250 puntos básicos. Uno de los aspectos clave de esta flexibilidad es la gestión activa de la duración, que puede oscilar en un rango de ±3 años. Esto significa que el fondo puede adoptar posiciones tanto largas como cortas en duración en función del entorno de mercado. Y lo hace realmente: no se trata solo de una posibilidad teórica como en otros fondos, sino que a lo largo del año ha gestionado la duración de forma muy activa. En definitiva, se trata de una estrategia muy dinámica, que se adapta continuamente a las condiciones del mercado, tanto en términos de exposición a distintas clases de activos de renta fija global como en duración, siempre con el objetivo de proteger el capital y generar rentabilidad ajustada al riesgo.
Como ejemplo muy claro, el fondo tuvo una rentabilidad positiva incluso en 2022, un año muy negativo para la renta fija en general. ¿Qué factores permitieron reducir las pérdidas ese año?
Efectivamente, en 2022 el fondo logró una rentabilidad neta positiva del 0,10%, lo cual fue todo un logro si tenemos en cuenta el contexto. Recordemos que partíamos de tipos negativos, por lo que ni siquiera los mercados monetarios ofrecían una alternativa segura. Lo que permitió obtener esa rentabilidad fue, principalmente, la posibilidad de adoptar una duración negativa; en un entorno en el que el mercado anticipaba subidas de tipos, poder posicionarse con una duración corta —algo que no todos los fondos implementan realmente, aunque digan que pueden hacerlo— marcó la diferencia. Además, el fondo incorporó otras estrategias diversificadas, pero fue esa flexibilidad en la gestión de la duración lo que resultó clave para proteger el capital y ofrecer rentabilidad positiva, en un año en el que prácticamente ningún activo, ni de renta fija ni de renta variable, logró cerrar en positivo.
El coste de oportunidad de permanecer invertido en fondos monetarios, ¿ha aumentado lo suficiente como para que el atractivo riesgo/rentabilidad del BNP Paribas Global Absolute Return Bond sea aún mayor?
Sí, sin duda. Aunque los fondos monetarios siguen siendo vistos como un refugio, el entorno está cambiando. Los tipos de interés han comenzado a bajar y, aunque existe cierta incertidumbre sobre el ritmo al que lo harán, tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo se espera que continúen con recortes adicionales. Esto implica que la rentabilidad de los fondos monetarios irá reduciéndose gradualmente. En este contexto, un fondo como el BNP Paribas Global Absolute Return Bond, que tiene como objetivo superar al mercado monetario (€STR) en 250 puntos básicos y ha demostrado hacerlo de forma consistente en distintos entornos de mercado, se vuelve especialmente atractivo. Además, no hay que olvidar que es un fondo con un nivel de riesgo 2,4, lo que permite obtener una rentabilidad potencialmente superior con un perfil de riesgo aún controlado. Si antes los monetarios ofrecían rentabilidades en torno al 3% o 4%, ahora ya nos movemos más cerca del 2%. Por eso creemos que es momento de empezar a diversificar la asignación en monetarios y considerar estrategias de renta fija con un enfoque de retorno absoluto como esta.
¿Cuáles son vuestras expectativas para 2025 en términos de rentabilidad, y en qué tendencias o mercados confiáis hoy para lograrlo?
A pesar de que 2025 está siendo un año complejo —marcado por la incertidumbre política global y, en particular, por el contexto electoral en EEUU con la vuelta de Trump— el fondo ha mantenido un buen comportamiento. A cierre de mayo, la rentabilidad neta acumulada era del 4,25%, y esperamos cerrar junio en torno al 4,70-4,75%. Por tanto, está siendo un ejercicio muy positivo. El año pasado también fue excelente, con una rentabilidad cercana al 5%, y en 2023 alcanzamos aproximadamente un 6%. Desde su lanzamiento hace más de tres años, el fondo ha logrado superar su objetivo de rentabilidad de forma consistente, tanto en entornos de subidas como de bajadas de tipos.
¿Dónde estamos posicionados actualmente? Principalmente, estamos largos de duración en Estados Unidos. Creemos que el impacto de las tensiones comerciales terminará pesando más sobre el crecimiento de lo que el mercado descuenta, lo que podría derivar en recortes de tipos más agresivos por parte de la Reserva Federal. Además, hemos mantenido posiciones cortas en el dólar y vemos valor en el segmento de agencias estadounidenses, donde anticipamos una baja probabilidad de prepagos. En total, el fondo implementa entre 25 y 35 estrategias simultáneas, lo que nos permite una diversificación muy sólida. No se trata de acertar siempre en todo, sino de construir una cartera en la que, incluso si una posición no funciona, el conjunto aporte valor. Esa ha sido la clave de nuestra consistencia a lo largo de estos tres años y medio.
¿A qué riesgos crees que podría enfrentarse la estrategia este año?
En estos tres años y medio de vida del fondo, no hemos tenido tiempo para aburrirnos. Hemos atravesado todo tipo de entornos: desde la pandemia hasta shocks geopolíticos, pasando por cambios drásticos en las políticas monetarias. A pesar de todo, el fondo ha demostrado una gran capacidad de adaptación y resiliencia ante los riesgos. En la actualidad seguimos operando en un contexto de alta volatilidad, con conflictos en Oriente Medio y una escena política internacional muy incierta. Y como bien sabemos, los mercados financieros no se sienten cómodos con la incertidumbre. El mayor riesgo sería que varias de nuestras estrategias fallaran simultáneamente. Sin embargo, eso no nos ha ocurrido hasta ahora, y creemos que la clave está en la fuerte diversificación que aplicamos. El fondo se nutre de las ideas de nuestros gestores distribuidos en siete regiones clave —Estados Unidos, Asia, Londres, París, entre otras— lo que nos aporta una visión muy completa y global. Esa amplitud geográfica y estratégica nos permite construir una cartera con entre 25 y 35 ideas no correlacionadas, lo que hace posible generar rentabilidad incluso en entornos adversos y mantener una baja correlación con los mercados tradicionales de renta fija.